Durante el cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en el Senado el pasado 6 de septiembre, el primero repitió la palabra «insolvencia o mala fe» como mantra para desacreditar los argumentos de su rival político. Una palabra que posiblemente bien se aplican a los repetidos errores de protocolo cometidos a través de Sánchez, o en el corporativo de su mujer, Begoña Gómez, a quien también le cuesta respetar el protocolo en sus actos oficiales.
Ayer, miércoles, Fiesta Nacional, Sánchez volvió a incumplir el protocolo al llegar tras los Reyes al desfile de las Fuerzas Armadas. ¿Insolvencia o mala fe?¿Error o por protocolo? En la recepción que siguió, el presidente del Gobierno dejó claro que no era en modo alguno intencionado para evitar los abucheos que, año tras año, desfile tras desfile, recibe por parte del público presente. Algo que en en cambio, no lo logró: el silbato fue más sonoro que el de años anteriores.
Pablo Echenique restó importancia a la nueva resolución protocolaria iniciada a través del líder ejecutivo, en un sarcástico tuit que destaca, eso sí, la insolvencia y la mala fe: «Hoy ha ocurrido en España una tragedia indecible. Un tipo que eligió jefe de Estado por fecundación, que es legalmente inviolable y que gana alrededor de € 22,000 de efectivo público por mes, tuvo que esperar un minuto muy largo dentro de un Rolls Royce. Estoy sorprendido».
Un tipo que eligió jefe de Estado por fecundación, que es legalmente inviolable y que gana en efectivo público apenas unos 22. 000 euros al mes tuvo que esperar un minuto muy largo dentro de un Rolls Royce.
Estoy impactado.
Echenique no sólo desprecia a la monarquía, sino que ignora la importancia del protocolo como un conjunto de normas que, entre otras cosas, reflejan el respeto a los establecimientos. Y le guste o no al líder morado, el primer establecimiento del Estado es la monarquía. Siendo del partido gobernante de coalición, sea un poco más respetuoso con el jefe de estado.
Por otro lado, su retraso en llegar al desfile no es el único error cometido por el presidente Pedro Sánchez, ya que más tarde en el Palacio Real jugó en algún otro escenario cuanto menos anormal. Tras abrir el beso con la mano, Sánchez se dirigió a pero cuando los alabarderos de la Casa Real hacían compañía en la puerta del comedor anunciando la llegada de los Reyes, Pedro Sánchez traspasó el umbral con ellos, golpeándose en sus de altura, lo que no es habitual. Además, no esperó a que Felipe VI y Letizia salieran de la recepción, sino que abandonó la sala un rato después de su llegada.
Lo ocurrido habría quedado en una mera anécdota si no fuera porque los errores de protocolo del líder ejecutivo son una constante desde 2018. Tanto en el desfile del Día Nacional como en otras ocasiones.
El 12 de octubre de 2018, Pedro Sánchez y Begoña Gómez se crearon en los besamanos tras el desfile de las fuerzas armadas y los protagonistas de un ridículo sonido. El presidente y su esposa, tras saludar a los reyes, se interpuso entre ellos como el beso de las manos continuó. Un oficial de protocolo tuvo que avisar a Sánchez que tenía que seguir su camino, pero aún tuvo tiempo de darle la mano a la presidenta del Congreso, Ana Pastor.
Esta no sería la última pifia ceremonial de Pedro Sánchez y Begoña Gómez, una recepción en el Palacio Real. Cuando los reyes ganaron a los visitantes en la cena de gala en honor a los mandatarios que brindaron en la cumbre de la OTAN en Madrid el pasado mes de junio, Sánchez y Gómez pasó tras saludar a Felipe VI ya la reina Letizia, en lugar de quedarse a su lado para posar para los fotógrafos.
Fue el rey quien señaló el error al presidente y su esposa, quienes dieron un paso atrás y se pararon junto a los monarcas para ser fotografiados. Luego continuaron su camino y los Reyes continuaron obteniendo invitados.
También en la citada cumbre de la OTAN, Begoña Gómez mostró síntomas de sus dificultades para cumplir con el protocolo, en momentos de aspecto organizados para las esposas de los participantes en la cumbre en La Granja de San Ildefonso. tiempo hasta que descubrió su posición para la foto oficial, que nada menos que junto a la reina Letizia.
En la cumbre de la OTAN, también, hubo un error de organización del que el presidente del Gobierno no es consciente. Esta vez, no se trata de un beso de manos, ni pasó después de los reyes a un acto oficial o no saber posicionarse para una foto, sin embargo, el error afectó la colocación de la bandera nacional al revés, lo que tradicionalmente se interpreta como una señal degradante o incluso como un insulto a la bandera nacional. ello, y del que Pedro Sánchez no tiene conocimiento.
El caso era discutible porque era el momento en unos meses en que el presidente del Gobierno acudía a un acto oficial con la bandera española colocada al revés. Así, en abril, en sus vacaciones oficiales en Marruecos, se planteaba un escenario similar, que el ministro José Manuel Albares buscó minimizarlo calificándolo de anécdota.
Además de la bandera colocada con el escudo al revés, Vox llamó la atención sobre algún que otro símbolo de las mismas vacaciones oficiales a Marruecos. En una fotografía de la asamblea de Sánchez con el presidente del Gobierno marroquí, Aziz Akhannouch, se colocó detrás de él una escultura que, según cuenta Jaime Berenguer, diputado de Vox en Madrid, es a través de Tariq ibn Ziyad, el general bereber que ganó la batalla de Guadalete en el 711, guerra que marcó el inicio de la invasión musulmana a la Península Ibérica.
Visto lo advertido, tantos despistes protocolares son inesperados -los comentados son sólo una pauta- de un Ejecutivo ya abatido que tiene en la Moncloa el mayor regimiento de asesores que ha tenido nunca un presidente del Gobierno en España. ¿No es así?¿Un experto en protocolo que aconseja a Pedro Sánchez?¿Todos esos líos son por insolvencia o mala fe del presidente?