Sánchez actúa desesperadamente

Pedro Sánchez sabe que se le acaba el tiempo como presidente del Gobierno y eso lo desespera. Más allá del bochorno ajeno producido por el adelanto que se desparramó sobre la serie realizada para mayor gloria de su persona, demuestra que es más que nunca sumamente feliz de haberlo conocido -y esto ya era muy difícil de superar- y de que no necesita irse para disfrutar no sólo de los privilegios, sino también, pero sobre todo, de ocupar el puesto. Habrá que esperar a que veamos el documental completo -cualquiera que tenga aguante e interés para pagar el visionado- que ya estaría dispuesto a pagar un peaje voluntario tras el punto casi confiscatorio que nos ha quitado Sánchez en temas fiscales -Es es transparente por lo que se enseña en abstracto que se trata de una película montada para la promoción de Sánchez, ya sea electoralmente, si vuelve a postularse para el puesto de trabajo, o para buscar vivienda en el extranjero, si alguien necesita grabarlo con el tal e de su funcionalidad como presidente del gobierno.

Y conectado a la propaganda de este montaje televisivo, está la llamada rebaja de impuestos anunciada a través del Ministro de Hacienda, en algún que otro viraje del Gobierno, que desorientado por su derrota cada vez más transparente en las próximas convocatorias electorales, busca para contraprogramar las regiones lideradas a través del PP, que ha impulsado la rebaja de impuestos. La desesperación de los socialistas es tal que incluso Puig, que llegó aquí para pedir la prohibición de las rebajas de impuestos autonómicas, anunció la deflación del impuesto sobre la base de la renta, copiando al PP, unos días antes de la comparecencia de Montero.

Y con Puig, varios otros líderes regionales socialistas. Ven que se repite el cuento de Zapatero, que tras hundir la economía del país, hundió al PSOE en la mayor crisis electoral a nivel autonómico, echando por tierra el Gobierno meses después, lo entregó, eso sí, con un regalo envenenado, en forma de más de 3 puntos de déficit sobre el PIB en comparación con lo que los socialistas comunicaron a los populares en la jugada del poder.

Ahora, Sánchez se está embarcando en ese camino. Lejos de la realidad, como en el documental, donde posa desayunando, con su círculo de familiares en el horizonte de la sierra madrileña, o arenga a su equipo de asesores y ministros, una organización gigante donde los hay, Sánchez no es consciente de la deterioro que se produce en la sociedad. Está cazando para vender que él es Robin Hood y que aumenta los impuestos a los ricos y los baja a los pobres, y, en realidad, es la baja fuente de ingresos la que más perjudica. , porque su cosmética baja será inútil, porque será absorbida y aumenta la carga fiscal que soportan los más débiles debido a los altos impuestos que sufren con la inflación, ya que los de baja fuente de ingresos son los que gastan la mayor proporción de su fuente de ingresos sobre el consumo, por lo que el impuesto inflacionario más alto también es superior en relación con su fuente de ingresos en comparación con otros estratos de la sociedad.

Además, aplasta la elegancia media y crea un impuesto a las grandes fortunas que resulta inconstitucional y sobre todo invade los poderes regionales, ahuyentando el ahorro y la inversión.

Sánchez vive alejado, quizás el máximo alejado de todos los presidentes de gobierno que ha habido, incorporado en su película, en su sueño rosa en el que le sirven el desayuno rodeado de periódicos mientras mucha gente, cada vez más, y mucha gente ellos de la clase media, empiezan a ver como aumenta la probabilidad de que empiecen a formar parte de las colas de hambre, y no queda más que pasearse por el comedor de las monjas de Martínez Campos, en Madrid, por ejemplo, para verlo, todavía no pasa el Halcón, ocupado como está Sánchez, desesperado, huyendo hacia adelante, con altibajos, ocasiones y decisiones que endeudarán más a los españoles, a ver si gana las elecciones o es recogido en una organización extranjera, donde puede la pompa con la que no quiere participar, mientras que infligirá un deterioro adicional de la economía en este tiempo restante de la legislatura ture, apurando el tiempo para terminar su álbum de fotos -después r la d y la OTAN – con la juramentación de la Princesa de Asturias y la presidencia de turno de la UE. Su actitud se puede resumir en redescubrir el lema del absolutismo, «todo para el pueblo, pero sin el pueblo», mientras entre sorbos de café, entre fotos, da la espalda a los españoles y agrava los desórdenes de la economía en esta vez que queda de la legislatura que supone la agonía política de un gobierno desesperado, desorientado y acabado.

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