Las mascarillas han llegado para quedarse, y no hay m?s remedio que ir acostumbrándose a ellas. Eso sí, a muchos políticos les ha cogido por sorpresa y tal vez necesiten un manual para explicar su complejo funcionamiento.
La secuencia del viceprimer ministro belga ha dado la vuelta al mundo en pocas horas. Koen Geens, titular también de justicia, visitó una fábrica de Lovaina y al probar el género se dio cuenta de las dificultades. «Siento que mis orejas son demasiado grandes», bromeó.
No es el único que ha pasado sus apuros en público al hacer uso del tapabocas. El presidente de la República de Chile, Miguel Juan Sebastián Piñera Echenique, tampoco dio con la tecla a la primera. No le fue a la zaga el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, que después de colocarse la prenda a modo de antifaz comentó que tenía la intención de hacer un programa televisivo con el método correcto para ponerse el tapabocas.
Más cerca nos quedan los apuros de Pedro Duque en su charla en directo con los niños. Le falló el punto de apoyo. Y el presidente de Cantabria, MIguel Ángel Revilla, tampoco quedó muy bien ante sus ciudadanos al facilitar unas mascarillas que más bien parecían mordazas con orificios para meter las orejas.
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