Sánchez expulsa a la «gran coalición» y justifica sus alianzas: «Gobernaré con Yolanda Díaz»

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Con Miquel Iceta al grito de «¡Pedro, remajor firme!¡Libéranos de Rajoy y del PP!¡Por Dios!» Todo comenzó. Era finales de septiembre de 2016 y el PSC vinculaba entonces su destino al del secretario general del PSOE, que sería destituido poco después por negarse a investir a un presidente del PP. Desde entonces, los socialistas catalanes se han consolidado como Pedro Gran aliado de Sánchez, difícil y duro. Y hoy, en esas generales, el partido de Salvador Illa es su gran vivero, el gran baluarte para asegurarle la Moncloa. Esto lo hizo particular a través del presidente del Gobierno, que desde Cataluña y oponiendo la dupla entre PP y Vox, enterraron la situación de la «gran coalición» y reivindicaron la alianza que le permitía gobernar.

Un mensaje que da a entender la popularidad de que, gane quien gane, tendrá que pactar la Moncloa, por lo que su destino también depende de lo que ocurra en esas elecciones con sus hasta ahora aliados. “Gobernaré con Yolanda Díaz”, dijo en voz alta sin ambigüedades. forma de responder a la voluntad que el vicepresidente y líder de Sumar expresó ante los micrófonos, pero también de huir de cualquier sospecha de connivencia con el PP tras el 23 de julio, como la exigida a través de los populares en caso de victoria o como agitan a los partidos independentistas a través de la invocación del 1-O específico del PSOE, aquel en el que hace siete años se abrió en canal y que acabó con la investidura de Mariano Rajoy.

Lo que pidió Sánchez a Cataluña para explicar que su «no es no» de ahí vale con el PSC como escudero mayor. Y que si su coalición favorita es mirar a su izquierda, la de Alberto Núñez Feijóo es pasar mano a mano con la ultraderecha. «Les da vergüenza porque sólo pueden pasar el rato con Vox. Acuerdan limitar derechos y libertades», proclamó con el objetivo de sumergirse en pactos seguros que el líder del PP busca apaciguar, no sin contradicciones.

De hecho, una de las grandes bazas de la derecha busca erosionar a Sánchez en detrimento únicamente de su coalición con Sumar, pero sobre todo de sus pactos con partidos como ERC y Bildu. El presidente del Gobierno escapó de los separatistas cuando llegó Aquí de mantener sus alianzas, sin embargo, defendió su apuesta por «sacar votos de las rocas» para aprobar un programa que incluya entre la revalorización de las pensiones y el paso del salario mínimo a la ley de eutanasia o la ley de memoria democrática.

Illa, que en esta cruzada aprobó el tumulto con Feijóo, siguió alborotando verbalmente al líder del PP, al que atribuyó la paternidad del «triple de la vergüenza» por haber pactado con Vox en Extremadura, Comunidad Valenciana y Baleares. Feijóo es cada cual para sí mismo, restringiendo derechos, mediocridad, desorden, desorden, desorden y ordeno y complacido”, resumió el líder del PSC. Una advertencia, esta última, dirigida sobre todo a una Cataluña por la que Illa y el candidato catalán , Meritxell Batet, garantía de que Sánchez se la arriesgó para asegurar la «convivencia».

Precisamente, el presidente del Gobierno recordó que en 2014, año en que fue elegido para dirigir el PSOE, le ha quedado claro que lo que perseguía la moción independentista era «romper el cemento de la sociedad catalana, que es el PSC». Sin embargo, esto demuestra hoy que no solo no lo consiguieron, sino que los socialistas catalanes son hoy el partido líder en Cataluña. «Los duros de Cataluña y de España han sabido quién defiende el interés general», dijo.

Con un gran Palau de Congressos de Barcelona que se quedó pequeño para albergar a las otras 3. 000 personas -según los partidos- que pretendían llevar al líder del PSOE a la asamblea central en Cataluña, y con los máximos representantes de UGT y CCOO sentados en primera fila, Sánchez se codeaba con sus seguidores en busca de proximidad con abrazos, «selfies» y apretones de manos. Apenas una semana antes de la fecha de las elecciones, el líder del PSOE intentó motivar a los inseguros y construir el voto, especialmente entre mujeres y otros jóvenes. “No rematen en casa, les pido que pasen a votar”, dijo, pidiendo un “último esfuerzo”.

Meritxell Batet y el alcalde de Barcelona, ​​Jaume Collboni, arengaron a los equipos que más tienen que perder de la ola «reaccionaria». «Las mujeres impedirán la derecha», exclamó la presidenta del Congreso. dijo tras destacar el número «récord» de asistencia al Orgullo. En la dirección socialista conciben esos comicios «como un punto de inflexión» en términos de avance o retroceso y no como una disputa por la alternancia. Este domingo se cumplen 45 años del la fundación del PSC, precisamente, en el mismo Palau de Congressos que acogió hoy esta recogida. «Yo ahí», reaccionó un espontáneo desde la sala. El juego se juega entre indecisos, pero los no comprados son imprescindibles.

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