Generación móvil y adolescencia, ¿uso o abuso?

EDITORIAL INTERNACIONAL. – El uso excesivo del celular en la adolescencia puede convertirse en un problema. Los trastornos del sueño, el aislamiento o la progresión de las fobias son algunas de sus consecuencias, ¿cómo afrontarlas?

Ya sea como herramienta o como símbolo de independencia, los teléfonos celulares tienen un papel trascendental en nuestras vidas y, más aún, en la adolescencia, ya que la forma de socializar se ha visto condicionada por aquellos avances tecnológicos que son parte de la vida de las generaciones más jóvenes.

El caso es que la estandarización de estos aparatos nos ha facilitado la vida, aunque al mismo tiempo puede resultar perjudicial. La dependencia, el aislamiento y los trastornos del sueño están a la cita.

En efesalud contamos con Sergio García Soriano, psicólogo clínico, y Javier Tubío Ordoñez, investigador de la organización «Neuropsicología aplicada a la educación» de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) para analizar este problema.

¿Cuándo empieza a ser un problema?

Los más jóvenes usan el teléfono para todo y para todo. Tu vida social se basa en este pequeño aparato. Pero. . . ¿Cuál es el límite?

El psicólogo Sergio García Soriano distingue entre dos conceptos: uso y abuso.

Uso Cuando los teléfonos celulares se usan como lo que son: una herramienta de comunicación, ni más ni menos. En otras palabras, la manipulación culposa del celular se lleva a cabo sin que ello condicione la vida del individuo.

Abuso de. Es un uso abusivo del teléfono cuando el joven usuario se aísla de su círculo social, ajusta su forma de ser, de pensar o de comunicarse o vive por y para el celular. Es de vital importancia recalcar que la adicción al celular puede ser particularmente dañina en adolescencia: un nivel básico para la construcción de la usabilidad, donde las inseguridades quedan a flor de piel y lo virtual global se entiende como una vía de escape.

Dependiendo del comportamiento del joven, esto será pensado como un desafío o no. La consulta es no caer en el fantasma de que todos los adolescentes abusan del teléfono celular solo porque la recreación se ha vuelto virtual. En otras palabras, la comparación generacional es un argumento vacío.

“Estarías malinterpretando la realidad”, dice la psicóloga.

Los pasatiempos y las relaciones tienen y de eso no hay duda. Comparar más allá de los estilos de vida con los estilos de vida existentes es tan injusto como innecesario.

es saber cuando

De alguna manera, en la mayoría de los casos, distinguir entre uso y abuso es tan simple como parece.

Y no hay una fórmula que se aplique a todos, no hay una era de tiempo a partir de la cual se considere una dependencia. Es algo no público que sobre el uso que se le da al propio celular.

Debido a que el dispositivo es solo entretenimiento, también es una herramienta educativa útil e indispensable para el seguimiento escolar.

Esta versatilidad es lo que hace que los teléfonos móviles sean tan controvertidos, rastrear, controlar o restringir la actividad (a través de aplicaciones móviles) es un intento de poner fin a las dudas.

Consecuencias del abuso

Después de distinguir entre uso y abuso, conocer las consecuencias del uso excesivo del terminal y su consecuente dependencia es fundamental. En primer lugar, la gran víctima es el sueño. Porque las adicciones no llegan con el tiempo ni con el descanso.

el del sueño

Término corto. Todos conocemos las consecuencias a corto plazo: cansancio, lentitud en el procesamiento cognitivo, disminución de la capacidad de atención o de la memoria. Queremos dormir para que se produzcan una serie de procesos para que al día siguiente podamos continuar con nuestra vida.

A largo plazo. Mantener esas prácticas a lo largo del tiempo puede conducir a una menor capacidad regulatoria.

Confundimos nuestros cuerpos

Cuando hablemos de capacidad reguladora, tendremos que percibir que nuestro marco se regula cíclicamente: las 24 horas del día, nuestro marco genera hormonas según lo que cree necesitar. Si no se respetan esos ciclos, la síntesis de hormonas se ve perjudicada.

Y es que nuestro cuerpo se regula en función de la información que capta del entorno, como puede ser la luz o la actividad cotidiana. Si por la noche nos mantenemos despiertos, no segregamos la suficiente melatonina, por lo que el cuerpo se adapta a unas condiciones que a largo plazo tienen consecuencias mayores.

Y ya no es solo por el hecho de mantenernos despiertos, sino que, tal y como explica el doctor Tubío Ordoñez, la luz blanca del teléfono (semejante a la del sol) también confunde a nuestro cuerpo.

Y, a pesar de que en la adolescencia las horas de sueño aconsejadas rondan las 8/9 horas, el 30% refiere dormir menos, siendo el teléfono móvil un elemento fundamental en este sentido.

Esto lleva, no solo a lo anterior, sino también a una peor forma de manejar las emociones, ya que afecta las funciones ejecutivas, las que usamos para un propósito y planeamos para ello.

lo subestimamos

Y es que el sueño es tan vital como una alimentación equilibrada o el ejercicio físico. Sin sueño, todo esfuerzo por llevar una vida sana es en vano.

Tubío insiste en la contradicción que supone que ha aumentado el miedo a la comida sana y al juego, mientras que la privación del sueño es un problema más grave y menos visual.

Dopamina que genera recompensa

Pero, además de afectar el sueño, el abuso de los celulares es motivo de elogios coyunturales que situaciones nuestra de percibir la realidad: en la adolescencia el celular es un componente muy adictivo, que nos acostumbra a estímulos coyunturales.

Esto hace mucho más difícil la incorporación de actividades cuyo elogio está retrasado. Así, lo que se puede pensar como una solución imaginable al abuso del teléfono celular, como localizar entretenimiento a través de la lectura de un libro, se vuelve muy difícil, porque nos hemos acostumbrado a lo inmediato, corto tiempo entre alabanzas.

Abuso del teléfono móvil en la adolescencia: recomendaciones

El investigador y psicólogo de la UNIR Sergio García recopila una serie de consejos para el trato con los de casa.

Da un ejemplo inteligente. Y es que el círculo de familiares no puede transmitir un mensaje contradictorio. Uso responsable en todos y cada uno de los círculos de familiares y en todos y cada uno de los adolescentes, es decir, el uso del celular como herramienta sin que implique un cambio de comportamiento.

Signaler. La palabra es una herramienta muy dura. Los otros jóvenes son curiosos por naturaleza. Por lo tanto, darles la oportunidad de informarse más sobre el tema es un factor vital: la confianza. Una vez que haya entregado el celular, querrá confiar. sus normas de uso y sus límites es fundamental. Pero el sin parar y las reprimendas por el teléfono celular cuestionan la autonomía del adolescente, que percibe el teléfono como un símbolo de independencia. El reto lo afrontas una vez que existe, no antes.

Fronteras. Habrá que establecerlos y mantenerlos, es obligatorio prestar atención en el proceso. El móvil en la adolescencia sea una herramienta para conocer a tu hijo, no un detalle de poder. Si lo tratas como tal, te generará frustración. , pero también una mayor preferencia por usarlo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *