El ser humano es el principal animal de la Tierra, sin embargo esto no ha sido así, sobre todo porque no hemos sido provistos en la historia de nuestro planeta. Muchos de nuestros antepasados allanaron el camino a la sabiduría y evolución que hoy disfrutamos, aunque eventualmente perecieron, no con el fin del mundo como causa, sino como otras especies de animales en peligro de extinción. Ahora podemos, a pesar de todo, poner rostros a nuestros ancestros más pequeños Ciencia El futuro de la NASA Animales inmortales Exoplanetas Planetas del sistema solar Perros en peligro de extinción
Recientemente, gracias a un estudio publicado en OrtogOnLine, supimos que la estrategia que ya se utilizaba para revelar la identidad de un egipcio de hace 30. 000 años, se ha vuelto a utilizar para mostrarnos la cara de nuestro relativo ‘hobby’. Fue en 2003 cuando se encontraron sus restos en el interior de una cueva en Indonesia, que pertenecían, sin confirmar aún el sexo, a un woguy de cabeza pequeña y baja estatura, que terminó siendo catalogado como Homo floresiensis.
La reconstrucción en 3D muestra cómo era el ‘Hobbit’ hace 18. 000 años JavaWales https://t. co/kegfbgZpGt
Con la estrategia ya utilizada anteriormente, el equipo de investigadores, al que también se unió el grafista brasileño Cícero Moraes, realizó tomografías computarizadas del cráneo de Homo floresiensis con escáneres de Homo sapiens y chimpancés, con los que, mediante la interpolación de los datos, tuvieron la oportunidad de ver cómo se ve la cara de esta mujer «hobbit».
A partir de ahí se crearon dos versiones, una en blanco y negro y la a color, un poco más estilizada y con el pelo en la cara, que viste en la imagen del dosel.
Algunos expertos en antropología dicen que este símbolo es una aproximación facial atractiva para que otras personas estén un poco más informadas sobre nuestros antepasados. Está claro que esto es solo una aproximación de cómo se ve, pero aún así es inesperado para comprobarlo. averiguar cómo era uno de nuestros antepasados. Cícero Moraes, por su parte, confió en que:
El Homo floresiensis probablemente tenía una nariz menos prominente que los humanos modernos, el dominio de la boca estaba un poco más proyectado que el nuestro y el volumen del cerebro era mucho más pequeño. La última mirada nos sorprendió mucho, porque cuando miramos su rostro, podemos ver un número de compatibilidades con el hombre de moda, pero no lo suficiente para su componente del grupo.