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Tendremos que reconocer una cosa: Trump y sus asesores han sido más capaces de leer nuestros tiempos. Personajes como Steve Bannon; uno de los principales ideólogos del trumpismo; Él sabe mejor que nadie que en nuestro tiempo los hechos, las evidencias y la objetividad quedan relegados a un segundo plano en favor del sentimiento, la visceralidad y la topicividad. No inventó nada, puesto que sus teorías ya habían sido propuestas mucho antes (soy hablando de sectas). A un creyente en una secta no le importa que lo sometas a un montón de pruebas, porque su líder ya se ha encargado de lavarle el cerebro para que rechace cualquier hecho objetivo, sin importar cuán abrumadora pueda ser su lógica. Por otro lado, está la palabra del líder, que es evidencia suficiente para corroborar cualquier afirmación, incluso que las elecciones fueron robadas, sin ofrecer ninguna prueba convincente.