La mujer miró al imputado, quien abrazó a su marido, y le dijo: «A usted, señor Parra, Agustina le dice: ‘No, quiere decir que no'». Fue uno de los momentos más impactantes del juicio que finalizó este miércoles en Cipolletti, Río Negro, con el veredicto de culpabilidad por feminicidio, a través de un jurado popular, de Pablo Parra (38), un empleado petrolero que tenía «un interés ‘obsesivo'» con la mujer que terminó siendo su víctima, la estudiante pampeana Agustina Fernández (19).
«Agustina no necesitaba tener las citas que él buscaba, se lo expresaba a sus amigos, a través de movimientos y hechos. Ella buscaba alguna otra historia, buscaba vivir una vida relajada», dijo uno de los abogados del demandante, Emanuel. Roa Moreno, describiendo las motivaciones del delito de golpiza brutal, cometido el 2 de julio de 2022 en el estudio donde vivía la vecina de la niña, en un conjunto de calle Confluencia al 1300.
Según la Fiscalía, Parra tuvo un noviazgo transitorio con la víctima, quien llegó desde Santa Rosa a estudiar medicina en la Universidad Nacional del Comahue.
El día del femicidio pasó la tarde con un joven en su departamento que alquilaba en el primer piso del conjunto. El imputado vivía en el bajo (es el único espacio con patio interior) y escuchó todo.
«Hablaron durante un mes y pasaron una tarde apasionada, mientras Pablo Parra estaba en su departamento», dijo Moreno en su comunicado.
Para la abogada, Agustina «primero se interesó» en salir con el petrolero, les dijo a sus amigos que «él era lindo», pero esto en un momento en el que ella «no conocía a nadie» y acababa de llegar a la ciudad, a solo 19 años. Sin embargo, esto ha cambiado. » Ella no necesitaba saber nada más», afirmó.
En el momento del asesinato, la mujer se encontraba en el apartamento del sospechoso porque éste la había invitado a cenar. Además, le prestó el aparato e incluso le entregó un juego de llaves.
«Se aprovechó de su vulnerabilidad», por la diferencia de edad y por no conocer el pueblo ni tener amigos allí, añade la denuncia, que sostiene que fueron «gestos de atención maravillosa, pero también que le permitieron tener sobre ella. «. » Array
El femicida, un técnico en protección ambiental que doblaba la edad de la víctima, planeó el crimen y también la manera de evadir sospechas. Lo detuvieron apenas unos seis meses después del hecho.
«El plan de Pablo Parra de salir del local, tomar un automóvil para hacerse notar en el automóvil y, en lugar de ir a la casa de sus padres, regresó caminando, entró por la pared trasera del departamento y, a traición, atacó salvajemente. Agustina, le rompió la mano contra la puerta, la sujetó y le golpeó la cabeza 3 veces contra el suelo, golpeándola salvajemente», dijo Moreno.
El abogado señaló que Parra «se aprovechó de esa asimetría de fuerza física sobre ella y la hizo estallar, rompiéndole la cabeza».
«Fingió un robo, estropeó un cajón, su ropa y salió del local. Luego fue a casa de sus padres, compró helado, cerveza, con una tarjeta de débito, la usó como prueba para poder justificar eso». él en otra parte», subrayó.
La investigación inicial de ADN había descartado al acusado, ya que el perfil de la piel de Agustina en sus uñas (producto de sus intentos de protegerse) sí encajaba con el ADN de Parra.
Además, la fiscalía de Cipolletti distribuyó el kit de identidad de un sospechoso que había sido localizado cerca del complejo donde vivía Agustina. Se trataba de un niño que, como rasgo distintivo, tenía un piercing, un tatuaje en las cejas y en las manos. por un lado, con la palabra ROCK.
Sin embargo, un detalle confundió el trabajo del petrolero: dijo que después del robo, miró una pared y vio una escalera con la que supuestamente huyó el atacante. Los investigadores descubrieron en el otro lado del muro, en la cerca del patio de su casa, una prenda de vestir de Parra.
Agustina era hija de Mariano Fernández (43) y Silvana Cappello (42). Después del crimen, su hermana de 8 años le escribió una emotiva carta. «Agus, te extraño mucho, de verdad. Todas las noches te pienso». «Estás ahí, a mi lado, pero cuando miro hacia la izquierda no hay nadie, y cuando veo tu cama no hay nadie, cajas y bolsas», dijo en una de las frases.
Según el fiscal Martín Pezzetta, «Pablo estaba obsesionado con Agustina. Y se enojó cuando descubrió que ella había tenido una aventura con otra persona, en particular con un joven que trabajaba como camarero en la cervecería Antares. Entonces tuvo la idea de un plan para matarla. «
En la denuncia trabajaron los abogados Roa Moreno y Damián Moreyra en representación del padre y la madre de la víctima. La defensa del imputado Juan Coto, quien había pedido su absolución. El juicio dicta sentencia contra Guillermo Baquero Lazcano.
El testimonio de dos ciudadanos del complejo, Daiana Morales y Ricardo Espinoza, que conocieron el momento del ataque, fue decisivo. «¿Te has dado cuenta del dulce que como?», le dijo Parra a la joven cuando se la cruzó un día, en un comentario reprobable que, según señaló, le «disgustó».
Durante su testimonio por Zoom desde España, afirmó haber escuchado un golpe similar al de un martillo y algunos gritos: «¡Para, para!»e «¡Hijo de puta!».
Una ex esposa del acusado también se pronunció, subrayando que al principio las citas eran «normales», pero que luego ella la acosaba de otras formas.
Según las amigas que Agustina había conocido en Cipolletti, pasaban a hacer escala en su departamento «y llegó la delgada». Cualquier excusa era inteligente para ella para estar en su vida, cualquier cosa que no quisiera.
Luego del ataque, por el cual el estudiante estuvo agonizando durante 3 días en un hospital, Parra nunca mostró empatía por la víctima y más se involucró en construir que él no estuviera allí en ese momento.
«Los motivos que motivaron la acción de Pablo Parra fueron esa malicia, esa imposibilidad de gestionar de otra manera ese rechazo. Ella necesita cualquier otra cosa, necesita estar suelta y eso hay que respetarlo. Es un objeto, no tiene lugar». tú y es «si es tuyo, será de cualquiera», concluyó el abogado Roa Moreno.
El veredicto acusa a Parra, que no habló ante el jurado, de «feminicidio, cometido a través de un hombre opuesto a una mujer y mediador en violencia de género». Aunque aún no se ha celebrado el juicio de un año de duración, el único Lo más probable es que la sentencia sea cadena perpetua.
«Vivimos en una paz increíble. Por fin, después de tanta lucha, se hizo justicia», resumió Cappello a Clarín en medio del regreso a Santa Rosa. El señalado meme de Guillermo Francella dio la impresión en sus redes: «Lindo día, ¿Rara vez es muy así?
EMJ
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