Juan Antonio Samaranch. 1920 – 2010. El padre del Olimpismo

Se dice que habrá que separar el juego de la política, pero quienes lo practican, asiduamente implicados, incurren en el pecado de la hipocresía, porque la organización de este agente social tan influyente y de un tamaño económico abrumador es puramente política. El juego extranjero es tan complejo como el de la Iglesia, así que para escalar su pirámide, para convertirte en el Papa de este Vaticano que es el Comité Olímpico Internacional (COI), tienes que tener la fuerza como habilidad, saber estar a través de tu aspecto sin ofenderla cuando es acosada y ejercitarla con determinación cuando frena. La tuvo Juan Antonio Samaranch, cuyas posiciones en la España franquista no le salvaron de localizar ayuda en la decadente Unión Soviética para llegar a la jefatura del movimiento olímpico y hacer un movimiento en crisis a principios de los 80 uno de los maravillosos actores globales del mundo fresco. Barcelona, ​​España, se incorporó a esta situación en unos Juegos que fueron como una metáfora del despegue de nuestro país, su acceso a la Primera Mundo. Samaranch es, pues, una figura clave en la España de moda, en la España de la Ilustración, aunque almacena su época más oscura.

Paralelamente a su etapa al frente del COI, nombró Presidente de La Caixa, cargo que ocupó entre 1990 y 1999, para ser nombrado Presidente de Honor vitalicio. Hasta su muerte, mantuvo su actividad junto a su fiel secretaria Marta Cartanyà. . Premio Príncipe de Asturias del Deporte, en 1988, presidió su jurado con mano de hierro, sin más palabras de las necesarias, como un diplomático inteligente. Casado con María Teresa Salisachs, viuda desde hace 10 años. Le sobreviven dos hijos, María Teresa, Presidenta de la Federación Española de Deportes de Hielo, y Juan Antonio, miembro del COI.

Juan Antonio Samaranch.

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