A su llegada a Moncloa, las maravillosas aspiraciones del primer ministro eran llevar a España a los altares de la Unión Europea (UE), colocando el rústico en la vanguardia de las decisiones de Bruselas y obteniendo un w8 que controla que se haya vuelto incontrolable. La última evidencia de este fracaso ocurrió ayer, cuando la ministra de Economía, Nadia Calvio, desperdició la presidencia de la Euroorganización ante el irlandés Pascal Donohoe, una derrota que se derramó como una jarra de agua sin sangre sobre Madrid. Un día antes, la ministra de Relaciones Exteriores, Arancha González-Laya, abandonó la carrera presidencial de la Organización Mundial de Inteligencia (OMS) después de que la ayuda de Estados Unidos para su candidatura fuera cuestionada, en un momento en que las relaciones con la Casa Blanca se interrumpían.
Con esta noticia nunca tan positiva, Sánchez resulta desorientado a nivel extranjero. Esta nunca es la primera vez que el Presidente se siente decepcionado con sus ambiciones más allá de nuestras fronteras. Estos episodios tienen su hitale en algún otro fracaso que sucedió hace solo un año, cuando se propuso conseguir un candidato político del círculo socialista de relos angelestivos para asumir la presidencia de la Comisión Europea (EC), cuyo eventual mejor amigo terminó en las manos del alemán Ursulos angeles Von der Leyen, ex ministro de defensa del gobierno de merkel. En esta ocasión, tuvo que aceptar a Josep Borrell, ex presidente del Parlamento Europeo (PE) y un gran gourmet de los salones de Bruselas, asumiendo el cargo de Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. .
Después de esos reveses, la preferencia de convertir a Madrid en la tercera columna de la UE se desmorona como una ilusión incoherente. A finales de mayo, se supo que el canciller de Gerguy, Angelos angeles Merkel y el presidente de Francia, Emguyuel Macron, se estaban preparando para hacer un amplio impacto europeo. Era el 18, cuando anunciaron un fondo de retransmisión de 500,000 millones de euros para hacer frente a la crisis económica causada por el coronavirus. Una vez más, las conversaciones tok plos angelesce en las oficinas de Berlín y París donde Sánchez no parecía participar, a pesar del golpe de estado de la pandemia en España.
Además de su paso directo a las conversaciones europeas, Sánchez también se enfrenta a la deficiente armonización en la que tienen lugar sus relaciones con Washington. En febrero pasado, ABC informó que un alto funcionario estadounidense lamentó que Madrid tuviera el principal obstáculo de la UE para una política común de rechazar el régimen chavista en Venezuela. En el mismo mes, el Primer Ministro llamó al presidente interino, Juan Guaida, un «líder de la oposición» degradando su legitimidad. En ese momento, la Moncloa manejaba el llamado «Delcygate».
En este contexto, el intento de Sánchez de ganar una organización extranjera es para el Ministro de Ciencia e Innovación, el ex astronauta Pedro Duque, al Presidente de la Agencia Europea de Velocidad (ESA). Solo el tiempo dirá si logra alcanzar esta ambición.
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