Los bancos no dan por cierto con el nuevo organismo ministerial

Llegan tiempos de incertidumbre para la gran banca española. Esta semana, el nuevo ministro de Economía se ha vestido de largo con las grandes entidades financieras para soltarles una retahíla de buenas intenciones. Sin embargo, para los bancos, llueve sobre mojado. Tras la abrupta salida de Nadia Calviño que dejó en el aire la modificación del chapucero impuestazo, el mensaje es claro: el sector no se cree a Carlos Cuerpo.

El nuevo ministro se reunió esta semana con los bancos del Ibex y alguna que otra big four para prometerles lo que llevan meses o años queriendo oír: que recibirán el doble de fondos europeos de los inicialmente previstos y que hará de contrapeso a Yolanda Díaz. Esperemos que con más fuerza que el día que recogió su cartera ministerial de su mentora, cuando hizo la broma de que se le caía -y esta sí que no pesaba-.

El encuentro ha sido fallido: los grandes bancos no se lo han creído. Temen que el pacense pueda convertirse en El Padrino 2, mucho peor que su predecesora que se creyó que había salvado al país de la pandemia, cuando en realidad nos ha enterrado en un profundo invierno en el que sólo han salido 5.000 personas del paro en cinco años. Y es que este Gobierno nunca se ha mostrado amable con las entidades financieras. Salvo cuando las ayuda por casualidad, como a principios de este año, cuando Sánchez aprobó, dentro de sus cesiones a Junts, una serie de modificaciones de la Ley de Enjuiciamiento Civil por las que se desincentivará la presentación de demandas de clientes contra la banca.

Pero qué esperar de un Ejecutivo maniatado que gobierna de forma insensata e impredecible. No olvidemos que el PSOE y Sumar han prorrogado un gravamen supuestamente extraordinario sin siquiera esperar a que se signifiquen los tribunales por encontrarse recurrido.

¿En qué país occidental es imaginable que un impuesto entre en vigor el año siguiente a aquel en el que los efectos constituyen el hecho imponible, es decir, en relación con el año en el que el impuesto aún no existía?Pues bien, en este país en el que se viola el precepto constitucional de seguridad jurídica.

¿En qué Estado de la UE se decide abordar un impuesto tan vital mediante factura y no en forma de factura?Uno en el que se pretende evitar consultas públicas e informes tan aplicables -y obligatorios- como los de el Consejo de Estado, el Banco de España y la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia).

Un país que aprueba impuestos evitando los cauces del habitual procedimiento legislativo es un país en el que la opinión de un vicepresidente comunista tiene más peso que la del presidente del gobierno.

Carlos Cuerpo tendrá que saber que en este tablero de juego, la reina es siempre más potente y el rey mucho más vulnerable. La dama rosa tiene, como las piezas blancas en el ajedrez, el mérito de haber realizado el primer movimiento. la presidenta de Sumar, que impuso sus criterios para que la revisión fiscal se aplazara un año, sin siquiera escuchar al sector ni abordar su situación actual. La misma que ahora busca introducir al personal en los foros de administradores de empresas gigantes, incluso si es ilegal.

Que tiemble Carlos Cuerpo. Contra semejante hueso duro que se empecina en dilapidar la libertad de empresa le será muy difícil ganar la partida. Aunque él, a diferencia de la vicepresidenta primera, sí sabe de economía, veremos si ha aprendido algo de negociación a la sombra de la nueva presidenta del Banco Europeo de Inversiones.

La era de incertidumbre legislativa para los bancos no debe prolongarse. Si no se deroga el impuesto, es hora de que el Ministro de Economía actúe y grave los beneficios, no los ingresos. O que se aplique también a todas las entidades monetarias, así como y especialmente a las filiales de entidades extranjeras. Aquí, es todos o nadie y muchos privilegios para los extranjeros, por delante de los españoles.

Los grandes bancos españoles no huirán de España porque ello provocaría una crisis de reputación irreparable para sus empresas. Por supuesto, el hecho de que el gobierno siga asfixiándolo fiscalmente, por muy bien que juegue año tras año, resultará en situaciones más difíciles. para los que pierden: ciudadanos de a pie con sus hipotecas o créditos que luchan por pagar sus gastos a fin de mes.

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