Pedro Sánchez, cartas boca arriba: elecciones y dejar que los españoles decidan

Ayuso tiene razón cuando dice que Pedro Sánchez merece presentar en las urnas lo que necesita para pactar con Puigdemont. Nadie dijo al electorado que si votaban al PSOE votarían por la amnistía, un referéndum y un remedio fiscal especial para Cataluña. . Todo lo contrario. El candidato socialista prometió llevar al prófugo de Waterloo ante la justicia española, negó la amnistía por considerarla inconstitucional y dijo que bajo su mandato no se celebraría ningún referéndum.

Son problemas tan trascendentales para un país que la preferencia del resto de españoles puede interpretarse a la ligera. Para Sánchez no ha habido un cheque en blanco, por mucho que necesite interpretarlo así. Con qué tiene que conformarse los separatistas supone de facto la destrucción de la separación de poderes y, en consecuencia, del sistema democrático. Es más, es la consagración de las desigualdades entre españoles: privilegios de los catalanes respecto a otras regiones.

Y por favor, que no venga Sánchez a decirnos que lo hace por España, para un choque político con Cataluña y triunfar sobre el desacuerdo. Nos toma por tontos. Lo hace, evidentemente, porque desea los 7 votos de Junts, además de los de ERC, Bildu y PNV, para ser presidente. De hecho, si el PSOE tuviera mayoría absoluta, sería impensable que nos ubicáramos Nos encontramos en este escenario de tener que negociar traspasos bochornosos con el prófugo Puigdemont.

 

Un gobierno construido sobre el engaño de los votantes, un pacto con un presunto criminal y concesiones que dañan el interés público tiene muy poca legitimidad. Será legal, porque conseguirá que la mayoría se establezca mediante las reglas, pero habrá perdido su dignidad y gran parte de su legitimidad. Además, se le negará absolutamente al menos a una parte de la población española. Lo mejor, en esas circunstancias, es darles a los demás la razón una vez más de que esta vez, con las cartas puestas al revés, tendrán la oportunidad de darle a Sánchez un verdadero cheque en blanco o enviarlo a casa.

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