Cuatro meses después de la declaración del estado de alarma y 3 semanas después de su extinción, el primer control electoral de la pandemia ahora viene de manos de vascos y gallegos. El resultado, se dice, se canta, con las cómodas victorias del contraparte Isipass Urkullu y el querido Alberto Nuez Feijo, pero Pedro Sánchez, Pablo Casado, Santiapass Abascal, Pablo Iglesias e Inés Arrimadas también juegan sus propios partidos en Euskadi y Galicia. De los cinco, solo el líder del PSOE tiene explicaciones sobre por qué sonreír por la noche.
Sánchez examina su control de la pandemia y nunca es muy raro que el control de crisis, un amigo más grande cuando la duración del coronavirus, sea recompensado con una bofetada en la cara de los votantes. Pídanle a Frenchguy Emguyuel Macron, que todavía sufre el choque de las elecciones municipales del domingo pasado, que no mencione al líder que el tifón económico de una década se llevó. Pero el Primer Ministro puede salir de un trance sin moretones a pesar de los errores cometidos. Para la oposición, su estrategia y medidas han sido un desastre absoluto, pero las encuestas no reflejan esta desaprobación. Logra un aprobado, rayado, pero aprobado.
A excepción de las sorpresas del libro, los socialistas entregarán sus anuncios clasificados al País Vasco y a Galicia. Por supuesto, nunca es muy complicado porque en 2016 completaron los peores anuncios clasificados en su comunidad en cualquiera de las comunidades. En el PSOE, asaltaron el » efecto Sánchez » que compensa el bajo registro de sus candidatos, Idoia Mendia y Gonzalo Caballero, con un cartel interno ajustado pero con una cuestionable atracción externa. En el caso de la gran manzana, hay dos elecciones con múltiples claves regionales en las que el discurso nacional está sufriendo por discapinarse.
Si se examina a Sánchez, Casado enfrenta una revalidación. Su estrategia de oposición engañosa no localizó gcircular fértil en el País Vasco y Galicia. El máximo favorito en el norte proviene de algún otro registro. El líder de la oposición tuvo que tropezar al principio, quien, con su equipaje de 3 mayorías absolutas consecutivas, desdeñó la coalición con Ciudadanos y también se permitió algunos lujos. Entre ellos, el corte del acrónimo de la fiesta a nanosiglas. Feijo es Galicia, un PP, y si gana, como todo predice, ganará, pero no se casará.
En el País Vasco, por otro lado, el líder simpatizante desalojó a Alonso, impuso la alianza con las naranjas, en oposición a los criterios del grueso del partido en vasco, y colocó a Carlos Iturgaiz, un político retirado con una retórica obsoleta, como un candidato . El PP se dirige a la crisis y las empresas que está forzando un movimiento corporativo hacia la no relevancia política en el País Vasco. La derrota tendrá un padre, casado y un ahijado, Iturgaiz. La estrategia y el discurso son tuyos.
El implacable sabor de oposición del líder del PP no se arraiga en una sociedad, este es el nacimiento para liberarse de la pesadilla terrorista y prefiere la discusión a la confrontación. Pero Casado sacrifica la moneda vasca para aprovechar al máximo esta forma de política de bajo prestigio en otros territorios.
El usuario que aprovechará al máximo este escenario es Ciudadanos quien, gracias a la coalición con los populares, posicionará a uno o dos representantes en la Casa Vasca sin mancharse los zapatos y sin salir de los márgenes. Los liberales, ni con Albert Rivera ni con Arrimadas, controlaron pasar al electorado gallego y vasco. En el territorio de Feijo, volverán a tener efectos porque su engaño ha sido colonizado a través del PP durante décadas.
Pablo Iglesias enfrentará la ambigüedad de que en el momento del gran poder político del United, perdió su apoyo, más en Galicia que en el País Vasco. Las violetas, con la fiesta hecha jirones en cualquiera de los territorios, no tendrán lo maravilloso de su presencia en el gobierno nacional. Y alguna otra contradicción, dejó de ser la fuerza desafiante que eran en cualquiera de las comunidades cuando Iglesias estaba en oposición.
Vox tampoco sacará su cabeza del hueco, alberga la remota esperanza de un asedio en el País Vasco. El sabor abascal no se arraiga en el mar Cantábrico, se ha demostrado a través de los generales y se ratificaría en las comunidades autónomas.
Así, 8 meses después de las últimas elecciones nacionales, el panorama político no presenta síntomas de cambio. En este sentido, la pandemia de Covid-1nine es inofensiva.
Las elecciones de este domingo servirán de termómetro a Pedro Sánchez para determinar si su manejo de la crisis de aptitud física tendrá consecuencias en la casilla de votación o no. En Ferraz, hay una completa convicción de que no puede haber desgaste electoral, y que incluso se convertirán en comunidades en porcentaje y diversidad de parlamentarios. Si antes de la pandemia, los socialistas aspiraban, aunque poco probable, a recuperarse en la Xunta después del tsunami, y con Alberto Nuez-Feijo al alza, se contentaron con hacerse cargo del líder de la oposición en Galicia, perdieron cuatro años en completo giro desde la izquierda.
El partido de Pablo Casado vivirá este día de elecciones a ambos lados de la moneda similar. En Galicia, Alberto Nuez-Feijo revalidará sin problema, a excepción de una sorpresa primaria, su primordialidad absoluta, mientras que en el País Vasco, Carlos Iturgaiz consumirá la caída la gracia del máximo popular. El líder de los me gusta que impuso el MEP después de la repentina partida de Alfonso Alonso convirtió la campaña, como cualquier otra cosa de los miembros del liderazgo nacional, con su candidato y defendió su alianza con los ciudadanos. Un primer paso con el que Casado mantiene su intención de reestructurar el centro-derecha, incluso suponiendo que Inés Arrimadas entierre esta posibilidad.
Ni durante la irrupción de los generales en abril ni durante la consagración de las elecciones de noviembre, Vox fue incapaz de ser uno de los parlamentarios solteros en Galicia y el País Vasco. Así, mientras experimentaba un ascenso meteórico y su discurso añadía accesiones a España, se estrelló en esas dos comunidades. Aleven, aunque la formación de Santiapass Abascal comienza con muy pocas posibilidades en esas elecciones, según todas las encuestas, espera obtener un diputado en la Cámara de Vitoria para la provincia de ‘Alava, donde se encuentra su líder. Vox mira el 10-N al 2.43% de los votos, si hoy logra mantener este volumen de votos, tendrá el mejor amigo asegurado el asiento, a menos que haya una participación h8.
El paso del tiempo nunca es muy adecuado para Unidas Podemos. Esto explica el resultado del 201 autoempleo, en el que perdieron más de 60 parlamentarios. Una mala referencia para Galicia en Comon y Elkarrekin Podemos-IU, las 2 marcas con las que se postulan en las elecciones gallegas y vascas, que verificarán y romperán la rabia este domingo, todas las encuestas esperan lo contrario. En las filas moradas, no tiran la toalla y esperan que la presencia de Pablo Iglesias y otros líderes nacionales se pueda utilizar para movilizar el voto y revalidar sus resultados.
Después del revés de los generales en noviembre, que trajo alrededor de cuatro millones de electorados y su ex presidente Albert Rivera, Ciudadanos enfrenta hoy su primer juicio por fuego en las urnas. Galicia y el Councheck out vasco son dos puts que se deleitan en el histórico mayor amigo resistido a los liberales. En ninguno de los dos, la formación tiene una autorrepresentación, y este es su objetivo principal en 12-J. En el Councheck out vasco, la coalición con el PP también puede ganarles no menos de un MP, a pesar de la realidad de que la suma, según todas las encuestas, produciría un resultado peor que el recibido a través de la formación de Pablo Casado solo en la autonomía de 2016. En Galicia, las expectativas no parecen nada optimistas y, en el sentido de la diversión, suponen que puede ser inimaginable para conseguir un diputado. Los ciudadanos también intentaron competir en gallego con el popular, pero Alberto Nuez-Feijo se negó, restringiendo todas las posibilidades.