La revista Tatler presentó en su última portada un retrato de la artista británico-zambiana Hannah Uzor, quien buscaba honrar la figura de la realeza, pero fracasó, según expertos en pintura.
El pasado 22 de mayo se cumplieron dos meses después de que la princesa de Gales, Kate Middleton, anunciara a través de un correo electrónico que padecía cáncer. La noticia supuso un duro golpe para los seguidores y fieles de la monarquía británica.
A partir de ese momento, Middleton se alejó notablemente del protagonismo para centrarse en su tratamiento y, por supuesto, en la custodia de sus hijos y de su marido, el príncipe William y futuro heredero de la corona, según la línea sucesoria.
Por ejemplo, en su número de junio, la revista Tatler presentó en su portada una pintura de Middleton titulada: «Un retrato de fuerza y dignidad», de la artista británico-zambiana Hannah Uzor.
Según Uzor, «Ella cumplió su papel. Él nació para esto. «Ella se comporta con tanta dignidad, elegancia y gracia»; y según la publicación, el retrato reciente sigue la política de Tatler de julio de 2022 del Jubileo de Platino de la Reina Isabel II; y la política de la Coronación del Rey Carlos III en julio de 2023.
Sin embargo, no todo salió bien, como se dice coloquialmente. Ouzor quiso honrar la figura de la realeza, pero fracasó, según los expertos. El retrato ha causado una gran controversia, porque en opinión de muchos internautas y algunos expertos en arte , «la princesa parece más bien una ciudadana asiática»; Otros comentaron: «Ella no es la Princesa de Gales, ¡Dios sabe quién es!».
La máxima crítica lo calificó como «un retrato horroroso de una mujer tan encantadora».
En un video grabado, como parte de la promoción de la revista, Uzor explicó que sus retratos se componen de «varias capas de personalidad», que descubre durante sus estudios para crear dicha obra artística.
«Ella [Middleton] ha tenido que afrontar tiempos difíciles; tuvo que hablar desde su centro para afrontar esos episodios con valentía», dijo Uzor.
Los ciudadanos, básicamente británicos, no quedan convencidos con el argumento del artista. Esta polémica es similar a la del retrato del rey Carlos III, que, bañado en pintura roja, no acabó de atraer la simpatía del pueblo británico.
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