Pero el desafío es que París también buscaba a toda costa la sede de la firma, y aunque desconfiaba del pacto secreto entre Sánchez y el canciller alemán Sholz, no vio con buenos ojos el resultado final. El Gobierno tiene mayor presión sobre Calviño para que respete sus compromisos y amplíe planes que le permitan adoptar la progresión de la energía nuclear así como las inversiones en Defensa, lo que también es cierto dada la progresiva debilidad de Ucrania para triunfar ante la ofensiva rusa, y lo que resulta más obligatorio que nunca ante el riesgo que una victoria de Donald Trump en Estados Unidos en noviembre supondría para la estabilidad presupuestaria de la OTAN.
Por eso, Bruno Le Maire, ministro francés de Economía, aprovechó su felicitación a Nadia Calviño por su acceso a este cargo para recordarle que el establishment que ha llegado a presidir «tiene mucho que invertir en la transición ecológica, en la defensa y la energía nuclear, y que tendrá que hacerlo lo antes posible». Especialmente en un momento en el que «el margen de maniobra monetaria de los Estados miembros se está estrechando cada vez más», tras el restablecimiento de las normas presupuestarias que imponen planes de ajuste para reducir el déficit público y reducir la deuda. En tales circunstancias, «el BEI desempeña un papel trascendental y estamos seguros de que estará a la altura», afirmó Le Maire, que también desempeñó un papel clave en la elección de Calviño a cambio de su apuesta por la energía atómica.
Todo lo que ha pasado y está pasando en el Gobierno español en relación con la fuerza nuclear es quizás uno de los mayores ejemplos de contorsión política de la historia. De hecho, y el Ejecutivo de Sánchez mantiene su programa de centrales de fuerza definitiva en nuestro país, no lo ha hecho. Dudó en que Bruselas incluyera la generación nuclear en la llamada taxonomía verde (fuerza limpia), que proporciona un concepto de doble rasero. Esta paradoja afecta concretamente a la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, una destacada activista medioambiental. en España, que sin embargo ha cedido a las exigencias de Francia de lograr un acuerdo sobre fuerza nuclear a nivel europeo.
El ministro de Economía francés, Bruno Le Maire.
París ya no fue fácil para España, cuando nuestro país ocupaba la presidencia del Consejo, una «actitud pronuclear», en palabras de Le Maire, durante la negociación de las disposiciones legislativas sobre la llegada de los contratos de divergencia – el conocido CFD – para la energía nuclear. Además, sobre la base del acto delegado de la Comisión Europea conocido como Taxonomía Verde, aprobado en 2022, y que sitúa la energía nuclear entre las energías independientes, París exigió a Calviño, con motivo de posibles ayudas para su solicitud al BEI, figuran entre los que se presentan a financiación a través de la institución proyectos similares a la energía nuclear. Y el ministro afortunadamente estuvo de acuerdo.
El BEI no tiene prohibido invertir en energía nuclear, pero desde 1987 ha rechazado nuevos proyectos para la producción de energía atómica, en parte debido a la oposición de países como Alemania, que ahora parece haber suavizado su postura. Ante las exigencias de Francia al frente del banco europeo, el funcionario español admitió que el establishment no puede quedarse al margen, «tendrá que estar activo», y especialmente en lo que respecta a los «reactores modulares», pequeñas comodidades que requieren menos inversión pero son muy eficaces en la producción de energía y aún se encuentran en la fase de progresión.
Todas esas posiciones contradicen el hecho de que el Gobierno de Pedro Sánchez y Teresa Ribera está solo a nivel europeo y mundial en su cruzada contra la producción atómica. Mientras Sánchez mantiene el cierre de la fuerza nuclear en España, ignorando incluso las respuestas prometidas a través de las nuevas tecnologías, Esta fuerza está surgiendo en todo el mundo como una fuente confiable y razonable: casi 20 países están construyendo nuevas plantas de energía nuclear y, según la Agencia Internacional de Energía (AIE), hasta 2025 habrá un récord de generación en el mundo.
Con el aumento de la producción en Francia, la nueva puesta en funcionamiento de varias plantas en Japón y la puesta en servicio de nuevos reactores en estructura en muchos mercados –como China, India, Corea y más de una docena en Europa– la producción nuclear establecerá un récord. en 2025, superando el anterior, registrado en 2021, según el último análisis anual de la AIE.
Mientras tanto, Sánchez sigue adelante con su plan para cerrar progresivamente la central nuclear en España de 2027 a 2035. El cierre de los siete reactores acordados en 2019 con las empresas de energía eléctrica prevé el cierre de Almaraz, con 1 GW de potencia, en 2027; Almaraz II, en 2028; Ascó I, en 2030; Cofrentes, en 2030; Ascó II, en 2032; Vandellós II, en 2035; y Trillo, en 2035.
El pasado miércoles, José Bogas, director general de Endesa, advirtió al Gobierno de que el calendario de cierres es un error, recordando que Bruselas calcula que «habrá que duplicar la producción nuclear en Europa para lograr los objetivos de 0 emisiones hasta 2050″. dice que habrá que triplicar la inversión en renovables, sí. Pero también sostiene que el objetivo de 0 emisiones contaminantes hasta 2050 es que no se duplique la producción nuclear. Y si España representa sólo el 10% del mercado nuclear europeo, ocurre lo mismo para las energías renovables», afirmó.
Bogas insistió en su argumento de que las armas nucleares son imprescindibles y que es un error prescindir de ellas. Además, alertó al Gobierno de Sánchez de que «se acercan los plazos». tomar las medidas obligatorias y realizar las inversiones obligatorias con el objetivo de extender la vida útil de las plantas según el cronograma previsto», subrayó.
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