No ha tenido un Jueves Santo sencillo Pedro S?nchez. El presidente del Gobierno ha comparecido en el Congreso de los Diputados para participar en el debate sobre la prórroga del estado de alarma y la aprobación del mismo, amén de las medidas económicas que quiere impulsar su Ejecutivo en este encuadre tan condicionado por los terribles datos de muertos e infectados por el coronavirus.
Al titular de Moncloa se le ha indigestado la sesión, sufriendo ataques tanto de la oposición de derecha como de los que se presumía como aliados en la izquierda. No ha gustado a nadie la manera de legislar sin contar con las demás formaciones y se lo han hecho ver desde todos los frentes. Con ataques duros, reclamaciones y quejas por doquier.
En todo caso, Sánchez ha dejado claro que está convencido que en quince días tendrá que volver al Congreso para prorrogar el estado de alarma porque «no habremos puesto fin a la pandemia». Y la acusación del diputado de Bildu, Oskar Matute (quien le ha señalado por acudir cada quincena a la Cámara Baja para prorrogar el decreto), el mandatario ha defendido que si viniera una vez al mes, la oposición le diría que se quiere «saltar el Parlamento».
«Prefiero venir cada quince días», ha enfatizado, antes de compartir con los presentes el último diagnóstico que posee: que en este momento de confinamiento la mayor parte de los contagios se están produciendo en los hogares, no fuera de ellos. Este análisis, ha dicho, ha de conllevar medidas complementarias a las que no ha hecho referencia alguna.
Y ha repetido que está «convencido» de que habrá una nueva prórroga pero «si no fuese así sería porque las cosas han mejorado de forma sustancial». Para, de inmediato, asegurar que espera que tras este confinamiento endurecido se pueda recuperar «algo» de vida personal, económica y social. Por este motivo, ha anunciado que está sobre la mesa un proceso de «desescalada» de la cuarentena.
Para abordar esta apertura de la libertad, en plena cuarentena por el virus de Wuhan, contará, según ha prometido, con los presidentes autonómicos. Eso sí, ante la marea de críticas, entre las que se ha destacado la incapacidad del Gobierno para anticiparse a los escenarios vistos o la improvisación, ha subrayado que pidió a los dirigentes autonómicos establecer un mapa de infraestructuras posibles para aislar a asintomáticos. Y ha remarcado que «actúa de buena fe» en un escenario de «extraordinaria complejidad e incertidumbre».
Se ha despedido, con su crédito seriamente disminuido en el marco del Congreso, sincerándose. Ha expresado que en su labor no está aspirar a que la oposición le apoye, pero sí, al menos, que «empaticen» con él ante el desconocimiento relativo a cómo domar a la pandemia global.
Esta es la opinión de los internautas, no de El Imparcial
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