En estos días de cuarenta que se prestan para el debate digital y el análisis aficionado, en algún foro se conversaba sobre las consecuencias en nuestro país de esta doble crisis, Covid- 19 y falta de gasolina y cómo impactará en la vida del venezolano común.
El debate se centraba entre quienes pensaban que la falta de la gasolina había hecho paralizar lo poco que queda de nuestra producción de alimentos, señalando que la hambruna sería terrible producto de la escasez y los que aseguran que antes de esto la hiperinflación, el desempleo y la caída en las remesas nos llevaría a niveles de pobreza extremos jamás pensados. Es decir, una batalla inflación vs. escasez.
Los ruegos de la gente del campo clamando por auxilio son cada vez más intensos, es difícil sobreponerse a todo tipo de dificultades técnicas, financieras y de seguridad, para obtener una cosecha o mantener un rebaño y ahora se encuentran con un obstáculo extremo como es conseguir combustible, algo que se ha vuelto una misión imposible.
Por otro lado, la famosa lista de 27 productos regulados, que por cierto arrancaron en un punto bastante alto, en pocos días lleva 3 aumentos autorizados. La inflación del mes de abril llegó a 80 por ciento y la interanual se ubica en 4.210 %, según reporte de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional.
La caída del mercado petrolero mundial afecta radicalmente la liquidez del régimen, estimándose un déficit de caja de unos US$ 6.000.000.000,00. Nos preguntamos: ¿Cómo cubrirán ese déficit?, ¿más emisión de papel moneda inorgánico que alimenta la inflación? y ¿hasta dónde son capaces de producir pobreza?
Los expertos más calificados en la materia lo han dicho mil veces, disciplina fiscal y una política monetaria seria y autónoma para frenar la inflación, apoyar la producción nacional para superar la escasez. No hay otra manera. Por lo pronto y por el camino que vamos solo nos quedará preguntarnos ¿Qué pegará más duro la inflación o la escasez?
@afeolacruz