Levantó al espacio los cadáveres de los italianos caídos en la Batalla de Santander.

En Burgos, con vistas a Cantabria, hay una pirámide. No, no es como el templo de Debod en Madrid, regalo de Egipto a España. En realidad, esta pirámide, situada en el puerto del Escudo, no es antigua: se inauguró el 26 de agosto de 1939. La fecha ya proporciona una pista de a lo que nos enfrentamos.

Esta pirámide es un mausoleo. Se construyó la Guerra Civil para espaciar los cadáveres de los italianos caídos en la Batalla de Santander. Son soldados de infantería llegados desde la Italia fascista de Benito Mussolini para ayudar al golpe de Estado de Francisco Franco contra la República.

Abandonado y en aparente estado de deterioro, el monumento es noticia porque podría desaparecer (y no por el paso del tiempo). Se preguntó al Gobierno si, de acuerdo con la Ley de Memoria Democrática, se incluiría el mausoleo. en el catálogo de monumentos franquistas, y la respuesta fue afirmativa. Esto significa su retirada.

Fue Franco quien, en 1937, mandó construir esta pirámide junto al embalse del Ebro, en la frontera entre Burgos y Cantabria. Y lo hizo mediante prisioneros del lado republicano como mano de obra. los fascistas CTV (Corpo Truppe Volontarie), conocidos como los «camisas negras», fueron enterrados.

La estructura de este edificio, a 1. 100 metros sobre el nivel del mar, fue dirigida por el italiano Pietro Giovanni Bergaminio, pero el escritor sería Attilio Radic, un arquitecto dálmata fundado en Milán. Al menos eso es lo que dice José Miguel Muñoz Jiménez, escritor de El Pirámide de los Italianos en el Puerto de El Escudo (1938-1939), asegura: documentación del proceso de su estructura.

El mausoleo alcanza los 20 metros de altura y está construido con cemento revestido de losas de piedra caliza, por fuera, y ladrillo hueco, cal y yeso, por dentro. La puerta de la pirámide tiene forma de «M» y se dice que ser en honor a Mussolini, sin embargo, los eruditos realmente significa Moritorio (cementerio, en italiano).

El monumento se inauguró el 26 de agosto de 1939 coincidiendo con la victoria de los rebeldes en la Batalla de Santander.

Se ganó el adjetivo de maldito por un giro del destino ocurrido el 19 de mayo de 1971. Medio centenar de personas más habían acudido desde Roma al mausoleo. El autobús militar en el que viajaban cayó en una de las curvas del puerto Escudo. Otras 12 personas murieron.

Cuatro años después, el gobierno italiano tomó la decisión de exhumar los cuerpos que yacían en el mausoleo. Los restos de 268 de los 384 soldados de infantería fueron repatriados y el resto fueron trasladados a la Iglesia de San Antonio de Padua en Zaragoza, que es la mayor cementerio de italianos muertos en la Guerra Civil Española.

Desde entonces, el sitio del giro del destino se conoce como la «curva italiana» y desde entonces la «pirámide italiana», que pertenece al estado italiano, ha estado desierta y en un aparente estado de deterioro.

La opción de que este monumento desaparezca es real. Fue un diputado de la organización parlamentaria de Izquierda Confederada, Carles Mulet, de Compromís, quien cuestionó al Gobierno sobre el destino de la pirámide en relación con la ley de memoria democrática.

La reacción escrita del ejecutivo es que el monumento será inscrito en el catálogo de monumentos franquistas en aplicación de esta ley. El resultado será entonces su derribo.

La Ley de Memoria Democrática considera como elementos contrarios a la reminiscencia democrática a todos aquellos que hagan menciones conmemorativas en la exaltación, no pública o colectiva, del levantamiento del ejército y la dictadura de Franco, sus líderes, participantes u organizaciones que apoyaron la dictadura y los conjuntos civiles o militares de colaboracion entre el franquismo y las potencias del eje la segunda guerra mundial.

La pirámide de los italianos se adapta a esta descripción. En cualquier caso, será la red de Castilla y León la que tendrá que llevar a cabo esta acción y el Gobierno de PP y Vox sólo puede evitarlo, según publica El Correo de Burgos.

Si bien la pirámide no está incluida en el catálogo de viviendas del patrimonio cultural de la comunidad, este medio explicó que por pertenecer a algún otro estado, por su función funeraria y arquitectónica, sumado a que cuando se exhumaron los restos, la eliminada la simbología fascista, sólo puede llevar al monumento a aplicar la excepción del artículo 35 de la Ley de la Memoria Democrática. El corredor de la ciudad del Valle de Valdebezana, donde se encuentra el monumento, ya ha pedido su mantenimiento. Y cabe recordar que el gobierno de Pedro Sánchez, en 2018, ya había «salvado» la construcción al contemplar que había pasado por un «proceso de resignificación».

¿Se volverá a almacenar la «pirámide italiana»?

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