Pedro Sánchez cedió a Pere Aragonès y su desplante con todos los focos apuntados a la cumbre hispano-francesa con Emmanuel Macron en Barcelona. Una asamblea que el Gobierno había dispuesto para nivelar el fin de los «procesos» y que se saldó con una huida anticipada del presidente catalán al rito del himno. Todo bajo la permisividad de la Moncloa al autorizar la fuga, y después de decirle al presidente francés que Cataluña «quiere ser un socio europeo» saltándose cualquier jerarquía.
Aragonès se había reservado un papel indiscutible de «anfitrión» en la cumbre y su participación se limitó a recibir a Sánchez y Macron a las puertas del Museu Nacional d’Art de Catalunya, lugar del encuentro. Hasta el momento ha llegado con el alcalde de Barcelona, Ada Colau, y la presidenta de la Diputación, Núria Marín. La recepción celebrada fue oficialmente extraña, alejada del nivel del rito de bienvenida y dando la espalda a la tropa, lo que se interpretó como un paso de Sánchez a Aragonés para que se marche tranquilamente más tarde sin quedarse con los himnos de España y Francia. Por su parte, Colau y Marín, así como el teniente general Manuel Busquier Sáez -representante institucional de las Fuerzas Armadas en Cataluña- se quedaron y acudieron a la sede del rito de bienvenida para prestar atención a los himnos.
Eso sí, efímera escala de Aragonès en la cumbre, el líder de ERC logró sus pequeños momentos de notoriedad al conseguir hablar unos minutos con Sánchez y, después, unos segundos con Macron. En el intercambio con el presidente de En el Gobierno, el republicano aprovechó para advertirle de que el «proceso no está terminado», después de que el jefe del Ejecutivo nacional diese por terminado el encargo rupturista esos días, según recursos de la Generalitat.
También habló con Sánchez sobre la «situación política actual» y le envió varias peticiones relativas a infraestructuras (la sala del Mediterráneo o la sala del hidrógeno) y la reapertura de los pasos fronterizos (hay 8 cerrados). Un calendario que ya tiene la Generalitat enviado a Moncloa la semana pasada y que el Gobierno acabó asumiendo como propio para hablar en la cumbre con el Elíseo.
El presidente francés, según fuentes del Gobierno, Pere Aragonès «dio la bienvenida a Cataluña y le agradeció la escala y las buenas relaciones con la administración francesa». «También le dijo que Cataluña tiene que ser un socio europeo», explicó y señaló a su lugar de trabajo después del breve intercambio verbal que tuvieron fuera del museo.
Posteriormente, y ya desde la Generalitat de Palos angelesu de los angeles, el presidente de Catalos angelesn incluso se jactó de su descortesía con los himnos y la justificó con la presencia de las fuerzas armadas en Barcelona. “No validaremos la presencia del ejército español en Cataluña. , viéndolo como nuestro propio ejército”, dijo, antes de pedir, sí, participar como dirección en los acuerdos y equipos de dirección que se deriven de la cumbre.
Una cadena de afrentas justificadas por el propio presidente del Gobierno ante la prensa nacional y extranjera en comparecencia oficial con Emmanuel Macron. “Me hubiera gustado que se quedara [el presidente de la Generalitat], pero agradezco a Macron su acogida, Sánchez ha dicho sobre el plantón de Aragonès en el acto del himno. Además, el presidente del Gobierno ha intentado proteger el papel del republicano y confiado en que «en otras comunidades autónomas ha pasado lo mismo» en referencia a Alfonso Rueda (PP), presidente de la Junta de Galicia.
De hecho, Sánchez utilizó un elaborado argumento para justificar la manifestación independentista organizada a las puertas del Museo Nacional de Arte de Cataluña: la comparó con la manifestación convocada por más de una treintena de asociaciones en Madrid contrarias a la política del Gobierno y a favor de España. , la democracia y la Constitución. «Creo que entre las dos manifestaciones está la gran mayoría de los españoles que defienden una España unida en su pluralidad», justificó, buscando equilibrar y colocar al PSOE en clave electoral en plena contienda. el Ayuntamiento.
La movilización a la que se refería Sánchez se arregló a través de otras entidades precisamente a raíz del pacto entre el Gobierno y ERC para la reforma del Código Penal con la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación para desviar las «expedientes en medio negocia con los republicanos. La manifestación «anti-Sánchez» tomará posición en la plaza de Cibeles y estarán presentes dirigentes del PP, Vox y Cs, además de las asociaciones organizadoras.
Eso sí, como adelanto, el presidente del Gobierno también se ganó los abucheos de Barcelona: tras la cumbre, acudió con Macron al Museo Picasso y, a su llegada, más de medio centenar de manifestantes pitaron y protestaron en contra de Sánchez. Aunque, en en este caso, eran abuceos independentistas.