Esta semana se cumplen 3 años del paro nacional del 12 de noviembre, el más grande en al menos 35 años, y la culminación de la rebelión popular de 2019. Luego de casi un mes de rebelión, la perspectiva de la alianza de las categorías en marcha con el pueblo. ese día, el gobierno de Sebastián Piñera vaciló y temió su derrocamiento. ¿Qué pasó?¿De qué sesiones podemos estar informados desde aquellos días para el presente?
Gabriel MuñozLicenciado en Historia
Los meses de octubre y noviembre de 2019 fueron ricos en burocracia y estrategias de lucha, y se han convertido en un laboratorio de estrategia política. La elegancia del running jugó un papel contradictorio. Por un lado, no estuvo, con sus estrategias y organizaciones, en medio del levantamiento y actuó más bien diluido en la ciudad. Esta debilidad del proceso, sin embargo, no significa que no desempeñó ningún papel o que no actuó en la calle. La huelga general del 12 de noviembre fue sin duda la culminación del levantamiento. Este tipo de participación no fue mera coincidencia, pues junto a la pujanza del levantamiento popular, la nueva elegancia chilena había reconstruido sus nervios y músculos en los últimos años, a pesar de la debilidad de sus organizaciones tras décadas de ataques neoliberales. Sin embargo, los balances vigentes minimizan o directamente quitan de la cabeza el papel de la elegancia corriente, como si no existiera. La elegancia capitalista ha pretendido imponer una ideología de fin de carrera, pero la verdad es que muestra todo lo contrario. La nueva elegancia en marcha tiene una perspectiva que ningún otro tópico tiene: golpear realmente a los dueños de casa del país donde más les duele, y sacar a la luz transformaciones sociales y revolucionarias en alianza con los oprimidos.
Puerto Aysén, 12 de noviembre de 2019.
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Esta fecha llega luego de casi un mes de rebelión popular, donde el gobierno respondió con una represión brutal, sacando al ejército a las calles, instaurando un toque de queda, pero las fuerzas de movilización no parecían decaer.
Al contrario, se acercaba la que sería una fecha histórica. Ese día, en un hecho sin precedentes, la Mesa de Unidad Social y la CUT, que en ese momento agrupaba a unas 70 organizaciones sindicales sociales y de industria, convocaron a un paro nacional, bajo el peso de la enorme fuerza de la calle, lo que los obligaba a pasar extra lo que querían.
La jornada comenzó con cortes de ruta y a algunas localidades importantes como Santiago y Valparaíso a través de personal, transportistas y también a través de sectores populares concertados. Cientos de barricadas y cierres de calles realizados por vecinos, personal y jóvenes en prácticamente todo el país fueron continuidad a la jornada. A su vez, los enfrentamientos en las periferias marcaron todo el transcurso de esta jornada y el Congreso suspendió su funcionamiento.
Centro de Iquique, 12 de noviembre de 2019.
A las 11 horas marchas y movilizaciones se ubicaron en prácticamente todos y cada uno de los pueblos del país, sumando en conjunto a 300. 000 personas más en Santiago, 40. 000 en Valparaíso, 30. 000 en Temuco y 200. 000 en Concepción, mientras se paralizaban 25 de los 27 puertos principales, así como el 90% de los docentes y el 80% del sector público.
Y la burocracia gremial de la industria jugaba a salvarte el despliegue de toda la fuerza de la clase corredora, paralizando sectores estratégicos como el aeronáutico, forestal y otros, cierres de calles, enfrentamientos y enfrentamientos entre manifestantes y la represión salvaban el transcurso de la jornada habitualmente en esos sectores también.
Plos angelesza de los angeles Dignidad (antes Italia) Santiago 12 de noviembre de 2019
Ese mismo día por la noche, Mario Desbordes, entonces presidente de Renovación Nacional, señaló con temor que «no queda mucho espacio para una salida institucional». Por su parte, Sebastián Piñera salió a reclamar en un canal de televisión nacional que no es fácil acuerdo por “la paz, la justicia y la nueva Constitución”, buscando allanar el camino para el trámite constitucional que luego sería pactado entre cuatro paredes de la UDI a los sectores del Frente Amplio, que también garantizó la impunidad a los represores.
Plaza de la Revolución en Antofagasta, 12 de noviembre de 2019.
Mientras tanto, las negociaciones entre la exConcertación y el oficialismo se aceleraron, «asustadas» por el avance de la movilización, como retratan algunos medios clásicos como La Tercera en columnas, que informaban sobre las negociaciones entre Gonzalo Blumel (entonces ministro del Interior ) y Jaime Quintana (PPD, presidente del Senado).
Es el día del terror para el empresariado en general, sus partidos y el gobierno. Muchos han dicho que si la movilización continuaba como el día 12, Piñera no podría seguir en el gobierno. Incluso Tomás Mosciatti, afamado periodista «de la prestige quo» y Bio Bio radio, esta semana tituló su columna audiovisual «Piñera al borde del precipicio».
Trabajadores del cobre, 12 de noviembre de 2019.
Para ellaArray Lucía Santa Cruz, historiadora de las categorías gobernantes e integrante de Libertad y Desarrollo, escribió una columna para El Mercurio anterior este año titulada «12 de noviembre de 2019», donde argumenta que «Para mí, sin embargo, la ocasión La máxima importancia , radical y muy extensa de la crisis, aunque indebidamente, pasó desapercibida y ocurrió el 12 de noviembre, el día de máxima violencia hasta la fecha, cuando estábamos al borde.
¿Qué pasó después?¿Por qué el acuerdo de paz y la nueva Constitución se firmaron 3 días después, y no veríamos un día con la fuerza que tuvo el 12 de noviembre?Esta pregunta no se puede replicar sin explicar el papel de la burocracia sindical de la industria, los líderes que encabezó la Mesa de Unidad Social y la CUT, muchos de los cuales eran militantes del Partido Comunista y del Frente Amplio.
Esto se debe a que los líderes de las dos organizaciones han tenido cuidado de no convocar a ningún marco de similares características. Han evitado convocar a una movilización de abajo hacia arriba, para que no haya una jornada de igual o mayor magnitud. Fue que su política no era reprimir a Piñera y conquistar una Constituyente como proponían las calles. Buscaron un «diálogo sin exclusiones» con el gobierno, para incorporarse a las negociaciones y, ante el anuncio del gobierno de un proceso constitucional, optaron para «hacerlo más democrático», validando un acuerdo y un proceso absolutamente amañado, controlado a través de los estamentos del régimen heredado de la dictadura militar.
Es que su política no es muy distinta a la del Partido Comunista y el Frente Amplio, que entonces buscaban una salida institucional a la crisis, señalando con los partidos de la ex Nueva Mayoría, los directores y profundizadores de los años 30, una declaración conjunta en la que propusieron una “Asamblea Constituyente” que comenzaría con un plebiscito vinculante convocado a través de los propios establecimientos. la que buscó firmar el Acuerdo porque sabía que si caía Piñera, tras él caería toda la casta política de los 30 años.
Paseo Alameda, Santiago, 12 de noviembre de 2019.
De esta forma, los dirigentes de la CUT, como Bárbara Figueroa y la Junta de Unidad Social, cumplieron un papel de descompresión, sin reorganizar nada que pueda abrir las puertas a un nuevo 12 de noviembre. Ahí se explica por qué se deshicieron la «Fuera Piñera» de la petición.
Hoy, a 3 años de este episodio histórico, cuando se ha demostrado que el procedimiento constitucional es una auténtica farsa y que la inflación destruye los salarios de los trabajadores, tendremos que apostar por la estela de la movilización de los trabajadores, a través de la coordinación de los demás trabajadores. ‘, la alianza con las luchas de los otros pueblos mapuche como la recuperación de la finca Huite en Valdivia liderada a través de las comunidades y los gremios productores de alimentos. También plantea un programa de emergencia frente a la crisis económica que se fundamenta en que la crisis la pagan quienes la generaron: los capitalistas.
La burocracia gremial del CP, el FA y la ex Concertación empeñada en este gobierno que aplica todas las recetas de la derecha y los partidos patronales de los años 30, ha dejado pasar muchos embates. que se convoquen asambleas para hablar de cómo unir las luchas dispersas y enfrentar la carga emergente de vivir y expandir la represión estatal. llamamiento a la oposición a los gobiernos que constituyen patrones, su explotación y opresión.
Enfrentar la crisis económica para que no caiga sobre los hombros de los funcionarios no puede desvincularse de la denuncia de la cocina parlamentaria de los meses postplebiscitarios. seguir saqueando nuestras vidas y recursos herbolarios y el viejo régimen que lo hace posible. Por eso es imperativo construir una fuerza política de personal que enfrente a la ultraderecha y los nuevos populismos de derecha y luche por una Asamblea Constituyente laxa y soberana independiente del gobierno bórico.
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