Pedro Sánchez calla 24 horas tras el homicidio de Fernando Villavicencio

Las acciones en política importan mucho, especialmente en las relaciones entre países. Pero tras el asesinato del candidato presidencial derechista de Ecuador, Fernando Villavicencio, al presidente del gobierno interino de España, Pedro Sánchez, le gustó guardar silencio, condenando el asesinato o mostrándose solidario con el político. familiares, ni enviar un mensaje a la población ecuatoriana.

Todo lo contrario de lo que han hecho otros líderes extranjeros. Por ejemplo, la administración estadounidense Biden, a través de su secretario de Estado, Anthony Blinken, condenó el brutal ataque: “Condenamos enérgicamente el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio y ofrecemos nuestras condolencias. a su círculo de familiares y al pueblo ecuatoriano. Estamos en condiciones de ayudar al gobierno local a llevar a los perpetradores de este acto atroz ante la justicia. «De hecho, el gobierno de los Estados Unidos enviará al FBI a Quito para ayudar a los la policía del país en sus investigaciones.

La Unión Europea (UE) también condenó este jueves «en los términos más contundentes» el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio al término de un mitin electoral en Quito y sugirió al resto de aspirantes «garantizar un proceso democrático laxo». .

El asesinato de Villavicencio «es también un atentado contra el establecimiento y la democracia en Ecuador», según el máximo representante de la UE para Asuntos Exteriores, el español Josep Borrell, en un comunicado en nombre de la UE.

En el caso del Ejecutivo español, sólo hubo un incruento y escueto desde el Ministerio de Asuntos Exteriores: «España lamenta y condena el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano, Fernando Villavicencio. Ayudamos al proceso electoral en Ecuador, a su democracia y a la gobierno para que se investigue esta trágica muerte y se lleve a los culpables ante la justicia”, 4 líneas que han llamado la atención en el palco de la diplomacia.

— Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación (@MAECgob) 10 de agosto de 2023

Toda esta frialdad por parte de Pedro Sánchez y el Gobierno contrasta con la actitud mostrada por el presidente interino en crisis pasadas que aún tenían un denominador nada raro: los demás afectados pertenecían a la izquierda política.

Es lo que sucedió hace menos de un año cuando la vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández, fue amenazada con un arma a través de un delincuente no insólito, Sabag Montiel, sin vinculación partidaria o con una aspiración mayor que la de hacer historia. Sin embargo, la reacción de la izquierda iberoamericana fue rápida y contundente. Allí, Sánchez aprovechó para desplegar su «repudio sin reservas a este intento de magnicidio ya la vicepresidenta Cristina Fernández ya todo el pueblo argentino».

Es significativo que toda la solidaridad que descubrió la vicepresidenta argentina cuando fue víctima de un atentado no se haya proyectado ahora con Fernando Villavicencio, ni con sus familiares. La falta de reacción no es sólo la nota dominante de Cristina Fernández o Pedro Sánchez. , y ningún líder de la izquierda iberoamericana condenó el magnicidio en Ecuador.

Ni Gustavo Petro en Colombia, ni Lula en Brasil, ni Nicolás Maduro. Todos son, eso sí, cercanos a su compañero socialista, Rafael Correa, expresidente de Ecuador y contrario a quien todas las miradas se han vuelto por sus amenazas contra el fusilamiento. .

El propio Pedro Sánchez también ha mostrado una maravillosa cercanía con el expresidente de Ecuador y ahora prófugo en Bélgica acusado de corrupción, como se puede apreciar, sobre esas líneas, en el único símbolo que se conserva de los dos y que data de 2015 durante una gira. de Sánchez por los países de la región como secretario general del PSOE. Por su parte, Correa ha tenido palabras tipo y felicitaciones para el español a través de las redes sociales siempre que ha podido.

Otro de los momentos en los que Sánchez reaccionó ipso facto fue, por ejemplo, durante las manifestaciones del 8 de enero de simpatizantes del expresidente brasileño Jair Bolsonario en los órganos democráticos de Brasilia. un gran demócrata, al tiempo que reclama la normalidad democrática, circunstancia que lamentablemente ya no será imaginable en el Ecuador tras el crimen de uno de los contendientes.

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