La depreciación del rublo suscita consideraciones por su efecto sobre la forma de vida popular de la población en general en un contexto de inflación emergente.
Tras un año y parte de sanciones de las potencias occidentales por el enfrentamiento en Ucrania, que ha provocado la salida de muchas empresas extranjeras, los rusos empiezan a sentir las consecuencias.
«Estoy molesto», dijo a la AFP Evgeny Kundratas, un ejecutivo de recursos humanos de 44 años.
«La moneda está encajando más cara y no es práctico», agregó.
Viktor Rybakov, un hombre de 61 años que trabaja en el sector médico, teme que afecte su vida diaria.
“Ahora todo va a aumentar, desde el transporte hasta los precios”, dijo.
Anna Rebrova, una gestora pública de 33 años, es más optimista.
«La gente ha entendido que nada va a ser como antes (. . . ) Pero todo se va a ir pintando con el tiempo», añadió.
AFP