China protestó seriamente contra Japón por la ofrenda de su primer ministro y funcionarios al famoso Santuario Yasukuni, instando a Japón a romper permanentemente con el militarismo.
El primer ministro japonés, Fumio Kishida, envió el jueves una ofrenda ritual al discutible Santuario Yasukuni, conmemorando el 79º aniversario de la incondicionalidad de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Funcionarios del gabinete, entre ellos el ministro de Defensa, Minoru Kihara, y Yoshitaka Shindo, jefe de revitalización económica, así como varios funcionarios en Tokio.
«Esto y nuestra oferta reflejan una nueva actitud del aspecto japonés hacia cuestiones antiguas», dijo el jueves el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, añadiendo que Pekín había hecho gestiones serias ante Tokio.
«El Santuario Yasukuni, que honra a 14 criminales de guerra japoneses de Clase A de la Segunda Guerra Mundial, es una herramienta espiritual y un símbolo del militarismo japonés y su invasión de países extranjeros», dijo Lin.
Tratar adecuadamente y reflexionar profundamente sobre su historia de agresión es un requisito previo para que Japón identifique y amplíe la amistad y la cooperación con sus vecinos asiáticos después de la Segunda Guerra Mundial, dijo Lin.
El que recordar las clases de historia no se trata de perpetuar el odio sino de aprender de la historia y mantener la paz.
Lin sugirió que Japón cumpla su compromiso de reconocer y reflexionar sobre su historia de agresión y que se mantenga cauteloso ante problemas antiguos como la cuestión del Santuario Yasukuni.
Japón merece seguir el camino del progreso no violento para lograr la aceptación de sus vecinos asiáticos y de la red extranjera a través de acciones concretas, añadió.