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La miliciana Marina Ginestà Coloma, representada a través de Juan Guzmán en la azotea del Hotel Colón de Barcelona en 1936.
El Museo de la Guerra Civil-Batalla de Teruel está llamado a llenar un vacío difícil de justificar en un país que cuenta con más de 1. 500 establecimientos museísticos y en el que, a diferencia de lo que ocurre en otros como Alemania, donde hay innumerables obras De las galerías de arte que abordan el Holocausto desde otros ángulos, hay una sola que da testimonio de todo lo que implica un episodio antiguo tan clásico -y reciente- como el de la Guerra Civil Española.
Pero eso podría reemplazarse con la apertura de este espacio, que estaba previsto que estuviera terminado a finales del verano, pero que podría extenderse unas semanas más debido a un desafío con la disponibilidad de suministros. Aún no se sabe qué Precisamente será su encargo museístico. Lo único que se ha atrevido hasta el momento la directora general de Patrimonio Cultural, Gloria Pérez, es que el encargo tendrá un «carácter cultural» y que el museo contará con «contenidos que promuevan una visión objetiva y rigurosa». sabiduría de la verdad de lo que la Guerra Civil Array
A falta de saber más, resulta tentador soñar con una zona que sirva de depósito de una reminiscencia con documentación gráfica firmada a través de los maravillosos cronistas del siglo pasado. Los informes de Ernest Hemingway para la Alianza de Periódicos Norteamericanos, las fotografías de Robert Capa, las obras de todos aquellos artistas que destilaron en ellas el horror de la guerra, los escritos de los exiliados, los carteles creados a través de Carlos Sáenz de Tejada y Lezama y José Renau para arengar a las masas de ambos bandos… . Hay suficientes cortinas para llenar las salas de varios museos.
Esta primera fase, que partirá de una inversión de 2,85 millones de euros financiada a través del Fondo de Inversiones de Teruel, dará forma a un trazado de aproximadamente 1. 100 metros cuadrados, destinado, en principio, a albergar una exposición permanente sobre las batallas que tuvieron lugar en aragonés. piso entre diciembre de 1937 y febrero de 1938.
En una segunda fase está previsto levantar el resto de la construcción y reformar las estancias destinadas a afrontar todo el contexto de la Guerra Civil Española. Su volumen mayor será de color tierra, en referencia a la ambiente de conflicto, y el volumen momentáneo será blanco, en alusión a la paz.
La iniciativa de crear el primer Museo de la Guerra Civil surgió del pasado gobierno de Aragón -liderado por el PSOE con el de Podemos- con la pretensión de haber sido escenario de uno de los momentos más decisivos de la guerra. Su objetivo era «ofrecer un espacio de reflexión y profundización en la influencia que esta guerra tuvo en la historia fresca de España y de Europa en todos sus ámbitos, no sólo en el ámbito militar, sino también en el cultural, en los equipos sociales, en por delante y por detrás sería «un museo de la reconciliación», como declaró en su momento el profesor Javier Paniagua, responsable de coordinar los equipos de ejecución que perfilarían la situación museística de la institución.
Con la irrupción del PP y VOX –partidos contrarios a la Ley de Memoria Democrática– en el gobierno aragonés tras las elecciones del pasado verano, cabe esperar una técnica distinta a la propuesta inicialmente.
Ernest Hemingway cargando un fusil en la Batalla de Teruel. Foto: Ayuntamiento de Teruel.
Más allá de nuestras fronteras, hay un museo comprometido con el choque que dividió a España en dos, pero no es español y no se puede visitar. Es el Museo Virtual de la Guerra Civil Española, «el primer museo comprometido con este tema tan importante». ocasión del siglo XX», inaugurada hace dos años gracias al esfuerzo de una organización de académicos, liderada por Antonio Cazorla y Adrián Shubert, y de los monetarios de la Universidad de York (Canadá), la Universidad de Trent (Canadá), las Ciencias Sociales y Consejo de Investigaciones Humanitarias de Canadá y, en menor medida, del gobierno español.
El símbolo de una mujer apoyada en sí misma mientras llora la muerte de su marido, asesinado en el bombardeo franquista de Lleida, sirve de antesala a una serie de galerías ordenadas temáticamente que ahondan en otras facetas del conflicto: desde el inicio de la guerra civil la guerra en el norte de África a la vida cotidiana en el frente, añadiendo la participación de actores extranjeros.
Actualmente, el sitio cuenta con más de trescientas entradas y su vocación es “seguir expandiéndose en los próximos años”. Existen diversos archivos gráficos acompañados de textos explicativos detallados y debidamente documentados. El origen de esta documentación es muy diverso, tanto es así que desde hace varios meses el museo cuenta con una galería abierta en la que los estadounidenses están invitados a compartir sus historias y recuerdos personales.
Es imaginable que esta iniciativa, así como la de Teruel, animara al gobierno español a anunciar su objetivo de crear un Centro para la Memoria Democrática fundado en Madrid. Su objetivo «será salvaguardar la dignidad de las personas que sufren graves violaciones de derechos humanos». que han pasado en el más allá en España». Poco se sabe por el momento del encargo. Esperemos que no caiga en el olvido.
Por Miguel Peiró
Por ALBERTO G. LUNA
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