En el número 13 de la calle Granada de Laujar de Andarax, huele a mantecado, polvorón y rosco de anís. Aparentemente es un pequeño negocio familiar, y lo es, pero en su interior una decena de personas trabaja contrarreloj para elaborar entre 80.000 y 100.000 kilos de este preciado dulce. Fundado en 1951 por Miguel García López, El Mantecado de Laujar es el obrador más antiguo de la provincia.
«Nunca dejéis de hacerlo, por favor», suplica una clienta durante nuestra visita. Afincada en Barcelona, se marcha con la maleta llena de mantecados para compartir con los suyos esta Navidad. El sabor de cada uno de estos dulces le transportará a su Laujar natal y a las recetas de antaño. «Nuestros mantecados conservan esa textura fina que recuerda a la niñez», reconoce María Teresa García, hija de Miguel y gerente de la empresa desde hace siete años. «Aquí se venden los mejores mantecados. Habrá otros, pero como estos ninguno», afirma sin temor a equivocarse otro cliente de toda la vida, vecino de Laujar.
Ingredientes de primera
El Mantecado de Laujar es, además, el resultado de un proceso con poca maquinaria que arranca tostando y tamizando la harina. La amasadora es industrial, atrás quedaron los barreños que se usaba Teresa en la segunda mitad del siglo XX, pero los mantecados se envuelven de uno en uno, «como los caramelos».
La campaña comenzó a principios de octubre y terminará en enero. Durante esta Navidad, El Mantecado de Laujar estará presente en las mesas de los hogares y restaurantes de distintos puntos de la provincia de Almería, pero también de Granada, Sevilla y Mallorca, entre otras ciudades. La excelencia del productos es tal que se comercializa como producto gourmet, principalmente, en el extranjero.
María Teresa, como gerente de la empresa, es testigo directo de todo el proceso. Vigila de cerca la elaboración, la distribución y la comercialización del producto. Durante el resto del año participa, además, en distintas ferias gastronómicas de la marca Almería Sabor -promovida por la Diputación de Almería- y ha heredado la visión de negocio de su padre. «Somos una empresa pequeña, no tenemos la producción de las de Estepa, pero cada año avanzamos un poco más», concluye.
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