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Por Eduardo Bravo
«Otra mucha gente se pregunta por qué son tan populares los concursos. Es simple: entretienen. La televisión es entretenimiento en todos los géneros, y más en los concursos», dice Ramón García en el prólogo de ¡A jugaaar! La Enciclopedia de lo Televisado. Concursos (Ediciones Diábolo). Su autor, Miguel Herrero, colaborador de otros programas de radio y televisión, añade alguna que otra explicación al por qué de la imagen reflejada de Ramontxu que, para los que no lo sepan, es una voz autorizada en este tema gracias usted por haber acogido nada menos que diecisiete competiciones.
Para Herrero, la suerte de los concursos radica en que «nos ayudan a creer que podemos en la consecución de nuestros sueños. O a hacernos sentir que sabemos cosas», aunque con la alegría que supone practicar varios de estos formatos. , precisa que «desde casa parecen más fáciles, pero en bandeja, con muchas miradas fijas en uno, mientras que la memoria de tener que responder a una petición como si fuera un buscador de Internet ya no es tan satisfactoria». De esta manera, concluye, los concursos pueden ser «un examen en sí mismo que puede tener mayores beneficios económicos que años pasados jugando a la lotería».
Teorías aparte, lo que es innegable es que los festivales son un componente imprescindible de la programación televisiva, ya sean espacios aislados o apartados de otros que fomentan el interés de la audiencia, fidelizan y, por qué no, también pagan los costes de producción del programa gracias podrás beneficiarte de llamadas a líneas cuyas tarifas son superiores a las habituales. Además, como todo producto cultural, son una gloriosa fuente de datos sobre cómo era una sociedad expresa en un momento determinado de la historia. Un ejemplo de ello son títulos como ¿Necesitas ser torero? -Una de las primeras pantallas de televisión de la verdad de la historia. -que se rodó en 1948 en la plaza de toros de Vista Alegre- o La Unidad hace la Fuerza, un festival de 1964 en el que participaron personas de otras regiones de España y en el que, cuando el equipo de intelectuales fallaba en una cuestión cultural, el equipo de caudillos podía simplemente reoriente el escenario pasando una prueba de resistencia. Un mecánico que demostró que, en la España de los años 60, aunque se dependiera hasta cierto punto del conocimiento, las cosas acababan solucionándose como toda la vida: a base de fuerza.
Si te parecieron curiosos esos ejemplos, apúntate a este repaso por algunos de los concursos incluidos en Let’s Play!, y déjate sorprender por sus anécdotas, sus mecánicas. . . y con los que, en algún momento, habías diversión. ellos.
La llegada de las televisiones personales a España ha hecho tambalear los pilares que hasta entonces habían sostenido la comunicación, la televisión e incluso el novedoso sentido. De repente, una televisión española tan rígida como un estegosaurio tenía que competir con Antena3 -que, sin saberlo, sería pionera en la emisión de programas de radio todavía por televisión –y con Tele5, que importó toda la filosofía de vida de Berlusconi, velas incluidas.
En julio de 1990, Tele5 empezó a emitir en España Colpo Grosso, un programa de juegos procedente de Italia con traducción simultánea, cuyo objetivo principal era que una organización de mujeres –las mujeres Cin-Cin, Chin-Chin en español– se fijaran en sus pechos. Por mucho que intentaron justificar que era un mecanismo imprescindible para comprobar si llevaban una fruta o una estrella debajo del corpiño, de la que dependían los premios que ganaba el concurso, la excusa era demasiado endeble, lo que aumentaba aún más la sensación de vergüenza. del concurso. A esta fase del concurso siguieron otras como Hot or Cold, un juego de cartas en el que había que adivinar si la mujer representada en la siguiente carta estaba más o menos vestida que la anterior.
Pese a lo cuestionable de la propuesta, la buena fortuna conseguida hizo que en octubre de 1990 comenzara a emitirse la edición española del programa, presentado a través del periodista de Interviú Luis Cantero y Miss España Eva Pedraza. Para no chocar con la filosofía que presidía En general, tanto en la edición italiana como en la española -emitida hasta septiembre de 1991-, el programa terminaba con el striptease de una de las chicas.
Uno de los formatos de festivales clásicos son los concursos de habilidad donde los participantes demuestran sus habilidades en otras disciplinas como la cocina, la música o las exhibiciones de variedades. Cualquier espectador puede simplemente mencionar nombres como MasterChef, The Voice o Factor.
Creada por el mago televisivo Chicho Ibáñez Serrador, este espacio programó algunas actuaciones realmente vergonzosas, abucheadas por un público en el set que incluso golpeaba cacerolas para aumentar el nivel de ridículo de los concursantes. Entre ellos estaba Cañita Brava, que se hizo un llamamiento en este palco antes de protagonizar su específica venganza y convertirse en protagonista de las películas de Santiago Segura.
Este contenido también se puede ver en el sitio donde se originó.
Hablando de Santiago Segura, antes de convertirse en el rey de la taquilla española, el director financió varios de sus primeros cortometrajes con lo que ganaba participando en concursos televisivos. Por ejemplo, No rías, Es peor o Locos por los angeles tele , presentado a través de Ferrán Rañé y fundamentado en los abundantes archivos de la televisión española. Una estrategia que, además de entretener, ha hecho posible diferenciarse de los canales personales, aprovechando el vínculo emocional que la radio y la televisión públicas han tejido con la audiencia. largo de las décadas.
Por Cristina Vila
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La mecánica no era otra que la de un programa de preguntas y respuestas en el que dos parejas de aspirantes se enfrentaban, pero tenía el aliciente de ver fragmentos de televisores antiguos y con la aparición estelar de veteranos del espacio como Joaquín Arozamena, Isabel Tenaille o Mari Cruz Soriano.
Por cierto, en un programa de televisión también participó otro personaje del universo Torrente/Segura, Torbe. Fue en Uno para todos, un programa de Tele5 conducido a través de Sara Montiel, para el que hizo una película de animación tan chula y desafortunada que tiró en el grupo reservado para los solicitantes que fueron rechazados a través del candidato.
Las nuevas tecnologías y la interacción no han funcionado bien en un medio como la televisión, cuyo mayor avance hasta la llegada de las televisiones inteligentes ha sido el teletexto. El ejemplo más destacado de ello es Hugo, personaje que apareció en El telecupón y que, en Para poder ganar los premios, se activaba a través de los concursantes desde sus casas pulsando las teclas del teléfono fijo.
Pese a lo rudimentario del proceso, Hugo se enamoró y Tele5 le regaló su propia área presentada a través de Beatriz Rico, quien interactuó con un muñeco de Hugo que tenía la voz de José Carabias, quien ha estado dando voz a personajes específicos desde El Monstruo. . de Sanchezstein, alguna otra de las competencias que aparecen en ¡A jugaaar!. Contrariamente a lo que posiblemente pueda parecer, Hugolandia estuvo dos años al aire y luego exportó a Chile y Argentina, donde estuvo al aire durante toda una década.
Diseñado como un programa de entrevistas y variedades protagonizado por personalidades como Rappel, Tony Kamo y el Mago Montty, Hola Raffaella también contenía otros concursos. Entre los más conocidos se encuentran Si fue, un juego de pistas cuyo objetivo es adivinar la llamada de una persona destacada. , o aquel otro que llamaba aleatoriamente a un teléfono y al que el usuario debía responder diciendo sólo «Hola Raffaella», bajo amenaza de desperdiciar el premio, si dudaba o respondía cualquier otra cosa.
Por Cristina Vila
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Como señala Miguel Herrero, la mecánica de Hola Raffaella estuvo muy en Do You Minced Your Words?, un concurso de los matinales de Pepe Navarro, en el que ganaron respuestas y exabruptos que, aunque no se llevaron el premio, sirvieron para desahogarse tras recibir una llamada imprevista a media mañana.
Los concursos no han sido estudiados por los teóricos de la televisión. Sin embargo, espacios como El primijuego y El telecoupon merecerían un poco de investigación, ya que son los mejores ejemplos de lo que puede considerarse simplemente una especie de metaconcurso, o un concurso dentro de otro.
Con el pretexto de retransmitir el sorteo de la Lotería Primitiva o el sorteo de la ONCE, Televisión Española y Tele5 introdujeron espacios con audiencias muy inteligentes -en el caso de Tele5, gracias a la presencia de Carmen Sevilla- en los que la audiencia también podría ganar premios. En el caso de El primijuego, en 1994, ganó el que hasta entonces había sido el mayor premio televisivo en España: cien millones de pesetas [600. 000 euros].
Arús Aruseros.
Adaptación de los vídeos house más divertidos de América que, en su versión española, presentó a través de Alfonso Arús. Los concursantes, sólo porque se emitieron sus vídeos, ganaron cincuenta mil pesetas [trescientos euros], a los que apenas les corresponde un millón de pesetas [seis mil euros]. A ello se sumaría si se eligieran los más productivos de la semana. Los más productivos del mes recibieron dos millones y parte [quince mil euros] y los más productivos del trimestre, cinco millones [treinta mil euros]. audiencias y no pasó mucho tiempo para que proliferaran los videos con guión que intentaban pasar por accidentales. Aunque hubo más versiones y sistemas similares en otras redes, esos tipos de sistemas eventualmente desaparecieron porque es posible que simplemente no compitan con YouTube.
A estas alturas, de hecho, te perderás muchos otros concursos. Por ejemplo, los míticos Un, dos, tres. . . , Quatro —que replos angeleszó a Lingo y se presentó en La2 durante 3 temporadas—, Si lo saber no vengo, Cifras y libros, Los sages, A los angeles chasse au trésor, VIP Night, Game of Les enfants, on pari quoi?o El tiempo es dinero. Todo esto y más lo encontrarás en ¡A jugaaar!, un ebook que toma su nombre de El Precio Justo (programa que, como no puede ser de otra manera, también está incluido).
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