Apoyo a los servicios rutinarios de salud, mientras luchamos contra el coronavirus

El Departamento de Comunicación Global de las Naciones Unidas difunde y promueve por todo el mundo un mayor conocimiento y una mejor comprensión de la labor de las Naciones Unidas.

La pandemia de COVID-19 está obstaculizando la respuesta a una gran cantidad de enfermedades prevenibles, como el sarampión y la malaria. Por ellos, las Naciones Unidas colaboran para garantizar que los servicios de salud esenciales sigan accesibles durante esta crisis sanitaria.

Los análisis del brote de ébola que azotó África Occidental en 2014 y 2015 nos muestran que murieron más personas de sarampión, malaria, VIH/SIDA y tuberculosis que de ébola, debido a los fallos de los sistemas de salud, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que destacó la necesidad urgente de mantener los servicios sanitarios esenciales mientras se lucha simultáneamente contra el COVID-19.

Matshidiso Moeti, Director Regional de la OMS para África, instó recientemente a todos los países de la región a no retroceder en los avances en el campo de la salud, mientras se adaptan para enfrentar esta nueva amenaza. «Murieron más personas de malaria, por ejemplo, que de ébola (…). Que no se repita con el COVID-19».

Un nuevo análisis de la OMS y asociados sugiere que, en el peor de los casos, si los servicios de prevención y tratamiento de la malaria se ven gravemente afectados como resultado de la pandemia de COVID-19, el número de muertes por malaria en 2020 en África Subsahariana podría duplicarse con respecto a las cifras de 2018, un nivel no visto en 20 años. «No debemos retroceder», dijo el Sr. Moeti.

Elian, que acaba de celebrar su primer cumpleaños, ha puesto hasta ahora tres dosis de una vacuna contra la malaria en un programa piloto iniciado el año pasado en Kenia, donde el 70 por ciento de la población está en riesgo de contraer la enfermedad, una de las principales causas de muerte infantil. «Cuando su hijo está sano, todo lo demás va saliendo bien «, dijo la madre de Elian.

«La introducción de la vacuna contra la malaria y el programa de vacunación nos ayudarán a saber más sobre el potencial de esta herramienta de prevención para cambiar la trayectoria de esta enfermedad, que ha mantenido a Kenia y a África doblegada durante siglos», dijo durante la presentación del programa Rudi Eggers, representante de la OMS.

El desarrollo de una vacuna tras el esfuerzo de 30 años «representa un sueño hecho realidad para muchas personas: científicos, expertos en salud pública y dirigentes, trabajadores sanitarios y comunitarios, socios públicos y privados, y las personas, niños y familias que padecen la enfermedad «, añadió Eggers aplaudiendo las iniciativas de Kenia para seguir prestando servicios esenciales de control e inmunización contra la malaria.

Según la OMS, el sarampión sigue siendo una amenaza, especialmente si las tasas de vacunación disminuyen. Se calculan en 800.000 los casos de sarampión en 2019 y se piensa que puede haber un rebrote este año si campañas de vacunación disminuyen debido al COVID-19.

La polio, la difteria y la fiebre amarilla también preocupan, especialmente en los países que no tienen la capacidad de responder de manera rápida y efectiva a los brotes de estas enfermedades, como sucedió en Siria con la polio en 2013.

Las nuevas directrices de la OMS sobre las vacunaciones y el COVID-19 recomiendan a Gobiernos que suspendan temporalmente las campañas preventivas de inmunización si no hay un brote activo de una enfermedad. Al mismo tiempo, la OMS insta a los países a continúen con la inmunización sistemática de los niños en la prestación de servicios esenciales, así como las vacunas como la de la gripe para adultos y grupos con mayor riesgo.

La viruela ha sido la primera y única enfermedad que se ha erradicado de manera permanente en todo el mundo. Hasta ese momento, la viruela había atormentado a la humanidad durante más de 3000 años y ha acabado con la vida de 300 millones de personas, a un ritmo de 4 millones al año tan solo en el siglo XX.

Cada 8 de mayo, el mundo conmemora el 40 aniversario de la erradicación de la viruela. Esta celebración es un recordatorio del poder de la cooperación internacional en el campo de salud para avanzar de manera significativo y duradera. «Juntos en solidaridad, podemos vencer el COVID-19», dice la OMS.

ONUSIDA, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, ha advertido de que, si bien las nuevas infecciones por el VIH han disminuido en un 40% desde el máximo alcanzado en 1997, los avances logrados con tanto esfuerzo corren el riesgo de revertirse por la pandemia de COVID-19.

La sobrecarga de los sistemas de salud, los confinamientos, la desaparición de los medios de subsistencia y la pérdida de oportunidades de empleo podrían aumentar las relaciones sexuales sin protección, la violencia y la explotación sexuales, el sexo transaccional y el trabajo sexual, lo que conllevaría el aumento de los contagios. ONUSIDA insta a los países a mantengan las mediadas de prevención del VIH y garanticen el acceso de las personas a los servicios que necesiten.

«El COVID-19 está afectando a casi todos los países y todas las comunidades, pero la epidemia mundial de VIH no ha desaparecido», dijo Winnie Byanyima, Director Ejecutivo de ONUSIDA. «Las personas siguen teniendo relaciones sexuales e inyectándose drogas. Mientras dure la pandemia de COVID-19, todas deben recibir las herramientas necesarias para estar seguros y protegerse del VIH».

Las Entrevistas con las mujeres embarazadas en todo el mundo demuestran que estas personas viven en una especie de «limbo», suspendido entre la esperanza y el miedo.

Reem Salama, egipcia de 27 años, dijo que el coronavirus arruinó todos sus planes: «Ahora debo tener cuidado al elegir el hospital y asegurarme de que no haya casos». Reem ha abandonado los controles prenatales porque en la localidad donde estaba su médico se habían registrado casos de COVID-19. Ahora solo mantiene consultas telefónicas con los trabajadores sanitarios.

En estos momentos, no hay pruebas de que las mujeres embarazadas corran mayor riesgo de contagio por COVID-19 que el resto de la población, o de que con el virus aumenten las posibilidades de un aborto. Sin embargo, la situación de los sistemas de salud como consecuencia de la pandemia podría poner en peligro a las mujeres.

La pandemia ha restringido los servicios de salud sexual y reproductiva en todo el mundo. Las mujeres entrevistadas han informado que son reacias a acudir a los centros de salud por miedo a la exposición al virus, o se enfrentan a otro tipo de obstáculos derivados del confinamiento. En la medida que el acceso a la atención sanitaria materno-infantil de calidad disminuye, aumentan los riesgos para las madres y los recién nacidos.

«Nosotras las mujeres embarazadas tenemos miedo, especialmente yo que espero gemelos», dijo Enxhi Merkaj, albanesa de 25 años. «¿Cómo voy a dar a luz? Estoy preocupada».

Iliana Colonna, coordinadora de parteras del Hospital Infermi de Rimini en Italia, recuerda que al principio de la epidemia de coronavirus, el personal de su departamento tenía miedo a contagiarse.

«Nuestra prioridad pasó a ser hacer frente a ese temor cumpliendo con las directrices, incluidas las de la OMS, y estableciendo una nueva estructura que nos permitiera continuar con la vital labor que realizamos», explicó Colonna.

Rápidamente, se capacitó a unas 40 parteras en el uso eficaz del equipo de protección personal y las medidas de prevención de la infección.

«Pronto, todas las parteras se sintieron seguras en el ejercicio de sus funciones y se centraron en cómo hacer que las mujeres embarazadas, con y sin COVID-19, se sientan seguras en nuestras manos y ofrecerles la posibilidad de una experiencia positiva de parto vaginal», explicó.

Para ayudar a las madres después de dar a luz, que su departamento ha puesto en marcha una serie de medidas: las madres que están infectadas con el coronavirus tienen en el lugar de nacimiento del recién nacido, a un metro de distancia, y se debe utilizar una máscara durante el periodo de lactancia y para el lavado de las manos.

Las directrices de la OMS sobre la lactancia materna durante el COVID-19 han sido de gran utilidad, con la explicación de la leche materna por lo que es especialmente eficaz contra las enfermedades infecciosas, incluidas las afecciones de las vías respiratorias, ya que fortalece el sistema inmunológico, a través de la transferencia de anticuerpos de la madre y el recién nacido.

«Para disipar los temores de las madres, también contamos con los servicios de un psicólogo que se comunica con las mujeres a través de videoconferencias», añadió. «Las parteras también mantienen una línea de comunicación directa con las embarazadas a través de los teléfonos móviles, lo que les permite mantener una atención personalizada a pesar de las barreras físicas».

UNICEF, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, ha hecho un llamamiento urgente a los gobiernos y a los proveedores de servicios de salud para que salven vidas en los próximos meses ayudando a las mujeres embarazadas a recibir exámenes prenatales, atención especializada en el parto, servicios de atención postnatal y cuidados relacionados con COVID-19, según sea necesario. (Véase también un artículo sobre cómo navegar en el embarazo durante la pandemia de COVID-19).

La OMS, el UNICEF y la Federación Internacional de la Cruz Roja han publicado una guía para los países sobre cómo mantener la atención sanitaria de base comunitaria en el contexto de COVID-19. Incluye recomendaciones prácticas sobre el mantenimiento de los servicios esenciales a nivel comunitario.

La salud mental es un elemento central de nuestra condición humana. Nos permite vivir una vida pletórica y provechosa y participar en la vida de nuestras comunidades. Pero el virus del COVID-19 no solo ataca nuestra salud física; también aumenta el sufrimiento psicológico.

 

Mientras muchos colegios ya están abriendo sus puertas en muchos rincones del mundo tras los cierres provocados por la pandemia, las Naciones Unidas y sus socios trabajan buscando soluciones innovadoras para que los jóvenes continúen estudiando en su camino hacia un futuro prometedor. En algunos países, la radio, la televisión o las redes sociales se han convertido en herramientas de comunicación clave para poder llegar al mayor número de estudiantes posibles.

Con la pandemia de COVID-19, se ha extendido también el miedo y la xenofobia. Se buscan chivos expiatorios. António Guterres nos pide que no le demos cabida a ese odio en nuestras sociedades. Al contrario, que aprovechemos cualquier ocasión para propagar la amabilidad, el respeto y el trato digno. Necesitamos hasta el último ápice de solidaridad para afrontar juntos la pandemia.

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