Es la denominación de las moléculas que se producen en mAbxience para el tratamiento de enfermedades como el cáncer y autoinmunes como la artritis reumatoidea. La compañía produce Rituximab y Bevacizumab y luego esos tratamientos son comercializados por el laboratorio Elea Phoenix. «Hoy podés instruir a una célula para que produzca un anticuerpo específico cultivándola en un ambiente controlado. Luego purificás ese anticuerpo y podés inyectarlo para atacar una enfermedad», explica Lucas Filgueira Risso, site manager de la compañía. «Una célula tumoral expresa en su superficie montañas, valles, arbolitos que sobresalen, cosas que se diferencian de tus células normales. Por lo tanto, si a través de técnicas de ingeniería genética o ADN recombinante hacés un anticuerpo que va específicamente contra ese antígeno determinado, podés hacer un anticuerpo que mate una célula tumoral. Es el caso del Rituximab, que destruye las células del linfoma», agrega Mauricio Seigelchifer, director de Transferencia de Tecnología.
La biotecnología revolucionó a la medicina en muchos sentidos, pero una clave es esta precisión en la identificación de los blancos que hay que atacar en las diferentes patologías. «Hoy las terapias hacen una sinergia: utilizan el medicamento oncológico tradicional químico, pero el avance de tener un biomedicamento dirigido exactamente contra una proteína expresada por un tumor hace más eficaz y más eficiente el tratamiento. Esto es complementario y es superador», dice Analía Pesce, directora asociada de Calidad.
«Esta es la única compañía del país que produce anticuerpos monoclonales biosimilares, y el proceso de expansión de mAbxience necesitaba ampliar la capacidad productiva para atender mercados que tienen mucha demanda, no sólo Argentina sino México, España, Estados Unidos, Indonesia, Turquía, Rusia, entre otros. Esto exige músculo industrial y también un nivel de calidad internacional para poder exportar, ya que los requerimientos de las autoridades regulatorias hoy están globalizados, son iguales para todos», explica Eduardo Cioppi, director regional de mAbxience para Latinoamérica.
En el centro de todo esto, está la problemática de la ética en un planeta donde el cáncer es considerado una epidemia por la Organización Mundial de la Salud. Tanto en Europa, Estados Unidos, y también en Latinoamérica, el 80% de los gastos relacionados con el tratamiento de las enfermedades graves, como el cáncer, son cubiertos por los sistemas de salud. «Los Estados nacionales manejan un presupuesto de salud. Entonces, cuando un medicamento ingresa al mercado a un precio 40% menor que el producto de referencia, no significa que el Estado gaste 40% menos sino que compra 40% más. Y ahí está el impacto en lo que es el aumento en el acceso de más gente a los tratamientos de última generación. Disponer de precios asequibles en tratamientos médicos de uso hospitalario para patologías graves, principalmente oncológicas como cáncer de mama, cáncer de colon, linfomas, y otras como enfermedades autoinmunes o diabetes, financiadas por la Administración Pública Sanitaria, hace que los sistemas de salud puedan ser sostenibles y ayudar a más pacientes «, concluye Cioppi.
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