Pedro Sánchez enfrenta cuatro crisis simultáneas con un gobierno precario

Nunca antes un primer ministro español tuvo que pasar por cuatro crisis al mismo tiempo. Pedro Sánchez tendrá que soportar esta tarea, la crisis de la aptitud física y sus excesos económicos y sociales, está el institucional que la Corona enfrenta a la canción oculta y los asuntos del rey emérito. La inyección de monedas públicas es la herramienta máxima efectiva para hacer frente a la pandemia, la cueva económica y el drama social, pero no es aplicable con la ruptura causada por Juan Carlos de Borbón en la Corona.

Pedro Sánchez se enfrenta a esta tormenta, que si no es muy productiva, parece ser, con un gobierno minoritario, sin socios y sin la ayuda de la oposición. Durante el estado de alos angelesrm, descubrió que tampoco puede esperar mucho de la cooperación del PP. Lo mismo tomará posición con los presupuestos, una fuente básica para atacar a los collos angelespse económicos y al atolladero social. Tampoco tiene a Pablo Casado en su aspecto para discanopia de forma solidaria al conflicto de los ángeles de Zarzuelos.

Pero también puede ser incapaz de esperar que su esposa en el gobierno, Pablo Iglesias lo ha dejado muy claro, ante la crisis monárquica. Tampoco con los aliados de la nominación, los republicanos del PNV confesaron en Esquerra. Ciudadanos, apoyo ocasional, nada entre dos aguas. Cuando Sánchez regrese de la cumbre decisiva Eu-Eu en Bruselas, donde el presupuesto para el relevo está en juego, su mejor amigo terminará con un consejo demoníaco en el que todo es urgente. La Casa del Rey, por otro lado, se toma su tiempo para anunciar las medidas que está tomando en oposición a un rey emérito que, según su entorno, es capaz de colaborar en la solución y no ser despojado de su rango o ser arrojado a infierno. La respuesta, por otra parte, nunca está muy en manos de Sánchez: «el ejecutivo no concede la llamada del rey», dijo la vicepresidenta Carmen Calvo, pero sí en las de Felipe VI.

El cóctel de las cuatro crisis tiene consecuencias impredecibles. La pandemia se ha cobrado más de 28,000 vidas oficiales, una cifra que se diseñaría cuando las estadísticas sean contradictorias con otros registros. Otros estadounidenses infectados han excedido un cuarto de millón, sin embargo, docenas de epidemias circulan por el país amenazan con extenderse continuamente y su mejor amigo tiende a la diversidad de otros estadounidenses inflamados y alimenta la preocupación del momento de una ola.

Los síntomas económicos solo nos invitan a llorar. Los pronósticos oficiales significan una disminución en el PIB para este año de entre 10.1% y 12.4%, disminuyendo a la duración de la epidemia y el brote imaginable, y el pronóstico de recuperación para el próximo año no supera el crecimiento del 6%. El déficit público puede ser acircular 12% y la deuda puede ser acircular 117% del PIB. Cifras nunca vistas y solo comparables a las de los años posteriores a la guerra civil. Según el Banco de España, las familias y las empresas pueden verse afectadas por un desempleo de hasta un máximo del 25%. En una posición en la que el ejército gigante de los pobres, unos 12 millones de personas, verá fortalecidas sus filas con no menos de 700,000 nuevos soldados.

En este suelo fértil, propicio para un brote social, la crisis de la Corona puede parecer menor. Pero solo porque es el secreto de la bóveda de la arquitectura institucional y política que se construyó la transición. Por ahora, su evolución es desconocida, ya que esta es una pregunta sobre si la solución preparada a través de la Casa del Rey puede ser suficiente para poner fin a la vergüenza de la corona.

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