Desmantelamiento de Pedro Sánchez Tezanos

Segunda cara/cara Sánchez/Feijóo en el Senado con previsible evolución. Esta vez, el líder ideal no se dedicó a pisotear la biografía de su contrincante, ante la queja de que hasta la suya lo había afeado en el pasado. Llegó el presidente más sereno, en condiciones de convencer a las bancadas senatoriales de las excelentes virtudes de su control ilimitado, al máximo tanto como el discurso. Hicimos todo bien: fuimos los máximos productivos de la pandemia, salimos más potentes después de vencer al virus, vacunamos como en ningún otro lugar y repartimos dinero en efectivo a los más necesitados. Recargable autoglorificación que siguió con Putin como culpable de todo lo que está pasando, se supone que sumando la inflación de ministros de gobierno, la interminable lista de 800 asesores que tienen los ministros y el 4% acumulado en el salario de todos ellos, muy por encima de la gran mayoría de españoles. Pequeña duda porque lo vital, dijo en ladino, es que así como la pandemia fue una oportunidad de mejora social, la guerra de Putin va a ser una oportunidad para reformar el sistema eléctrico español, que será menos costoso -confió con fuerza-. no provocará apagones, racionamientos ni apocalipsis. «No habrá medidas drásticas: los ciudadanos pueden estar tranquilos». Compromiso relevante del que tomamos nota para el futuro, de los objetivos dos y tres: blindar a los débiles y que las corporaciones y los ricos paguen lo que ganan además de la escalada de la inflación. “Como el gobierno -gritó un exultante senador- que registró 20 mil millones más y no baja los impuestos”. Sánchez dice que los reduce y citó, como Duracell, todos los paquetes de medidas aprobados para ayudar a los más afectados por la pandemia y la guerra. Una diatriba interminable que culminaba en mostrar la suerte que tenemos de contar con presupuesto europeo -de esos que no podemos sacar mérito por la burocracia- y pedir, entre abucheos, un homenaje a sus vicepresidentes, por su buen control y calidad.

Un Feijóo decidido y aplomado aprovechó el poco tiempo de que disponía para desmantelar el autobombo monclovero. Y lo hizo bien, tirando donde más duele: la verdad que pisas es la de Tezanos, una demoscopia virtual que sigue viendo vencedor a Sánchez aunque luego pierda. Para el gallego, lo peor es que los socialistas están hipotecando a España con la deuda más alta de la democracia. Los presupuestos, apaleados en sus cifras elementales tanto por el Banco de España como por la AIReF, FUNCAS, BBVA o el FMI, merecen ser retirados, reformados y devueltos a las Cortes, le dijo e incluso repitió con sarcasmo gallego: «¿Cómo ¿Me voy a preocupar las próximas elecciones, señor Sánchez, por cómo le van las encuestas?, las investigaciones de Tezán, aclaremos, o cuando le animó a presentarse a las elecciones gallegas, dado el insólito interés del presidente Los años de control de Feijóo en la Xunta. Sánchez respondió con la misma palabrería de que los populares «no echan una mano» porque son los «amigos de la banca y del gran capital». resulta fundamental: si necesita dar ejemplo, reduzca los impuestos en una cantidad similar a la que recaude sobre la mayor parte de la inflación, y también reduzca el volumen de gobierno del 30% y 50% cien más el número de altos funcionarios y presidente asesores financieros. Que es interminable, por el camino.

Será entonces válido pedir sacrificios a las familias y empresas españolas. Eso sí, Sánchez siguió con su diatriba tezana y ni siquiera fue consciente de la nueva recomendación del presidente del PP: comunícate más con Felipe González y conmigo, harás más que en el corporativo de Podemos, separatas y bildutarras.

La razón

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