Jesús Bahillo, otro socialista histórico crítico con Sánchez

Los panegiristas de Pedro Sánchez sostienen que una de sus cualidades es que no se siente concernido por sus palabras, sino por sus objetivos; es decir, no tiene escrúpulos de orden moral, o sea, que puede decir una cosa y la contraria: hoy dice que tener en el Gobierno a Pablo Iglesias no le dejaría dormir, y mañana lo abraza y lo convierte en su presidente, sin solución de continuidad. Ello conduce a una pregunta sencilla: ¿Pedro Sánchez es un inmoral o un amoral en el terreno de la política? He ahí la pregunta que, por su comportamiento, se hacen muchos ciudadanos y algunos socialistas que discrepan de sus modos y maneras. Uno de quienes lo ha expresado de modo más elocuente es el ex diputado del PSOE por Pontevedra, Jesús Bahillo, quien ha dedicado duros juicios al secretario general del partido, de manera pública y repetida en diversos foros donde tiene voz. Bahillo fue diputado en el Congreso de los Diputados entre 1982 y 1989 y portavoz de política pesquera en el Grupo Municipal Socialista. Ingeniero técnico y consultor. Fue director del Círculo de Empresarios de Galicia. En su tiempo fue uno de los diputados más activos, y destaca su labor en la defensa de la Ley de Costas, que posteriormente fue desnaturalizada por el PP.  Procede del PSP de Tierno Galván.

Teóricamente, un “amoral” actúa sin conocer la moral y por lo tanto no sabe si obra mal o bien, mientras que un inmoral es aquel que contraviene las normas de la moral y sabe que lo hace. Pero la experiencia, en el ámbito de la política no es tan sencilla. En este caso, el “amoral” conoce la norma, pero no se siente concernido por ella y actúa tratando de justificarse de otro modo. En un caso como el del doctor Sánchez, su peor efecto es que contamina a sus propios seguidores. Los mismos que ayer la aplaudían que marcara distancias con los separatistas o Podemos, ahora aplauden sus actos y lo respaldan sin el menor pudor.

Bahillo, como hicieron antes otros veteranos del PSOE, es de los que lamenta de modo más explícito el daño que, a su juicio, causa al partido la temeraria actitud de Pedro Sánchez, pues a la larga puede ser que el PSOE sufra las consecuencias de alguna de sus acciones, precisamente en aquellos territorios donde el partido mantuvo una postura clara e inequívoca, y que parecía ser la que inspiraba al actual secretario general, si nos atenemos a sus propias palabras y declaraciones, hace apenas unas semanas.

Tiene razón el profesor Vidal Beneyto, quien ya predijo que España iba camino de convertirse en uno de los países más amorales de Europa. Pareciera que el creador de la teoría del “Desarrollo Moral”, el estadounidense Lawrence Kohlberg, profesor de la Universidad de Harvard y uno de los grandes referentes de la psicología moderna en el siglo XX, pensara en el presidente del Gobierno de España a la hora de reflexionar sobre el bien y el mal. Kohlberg desarrolló las teorías de Jean Piaget fue un reconocido filósofo, psicólogo experimental y biólogo.

A pesar de que su pensamiento y forma parte del proceso vivido a lo largo de toda la vida, desde la infancia, por lo que se refiere a los conceptos de bien y de mal, y sus resultados nos llevan a recordar el principio de la Kenes, que generalmente es más eficaz cuando es realizada por la convicción de que, por miedo al castigo.

Las categorías que Kohlberg utilizó para señalar el nivel de desarrollo moral son una manera de expresar las diferencias sustanciales que se dan en el modo de razonar de alguien a medida que va creciendo y aprendiendo. Para empezar, al inicio todos tememos obrar mal por miedo a sus efectos, o sea, el castigo. Luego, sobreviene una fase de relativismo, en cuanto uno obra conforme a su interés personal sin demasiados escrúpulos. En la fase siguiente empiezan a importar las convenciones sociales. En una fase de madurez, si se ha adquirido conciencia social, se trata de que sus acciones encajen en consenso social dominante; es decir, que sean aceptadas socialmente. Por lo tanto, se ha desembocar en el respeto a las reglas; es decir, el respeto a la Ley. Pero pese a ello hay personas que se rigen por sus propios principios de suerte que el logro de determinados objetivos, en su conciencia, prescinde de someterse a la norma moral común y se trata de burlar tratando de disimular. Este es el típico comportamiento de Sánchez. ¿Quién no va a querer que se apliquen determinadas acciones sociales o se suban las pensiones? No importa, pues, ¿cómo se ha llegado al Gobierno ni las barreras que se hayan de traspasar y los riesgos a asumir para otros bienes de interés general, como, en este caso, la propia existencia de la nación.

En resumen, inmoral es aquella persona que no se somete a las normas morales que la sociedad tiene asumidas como propias. Pero el amoral, modernamente, no es sólo el que transgrede las normas u obra en contra de ellas porque las desconoce. El amoral moderno es un sujeto más completo, por lo que niega la validez de la norma misma o la acomoda a sus objetivos. Este es el tipo más peligroso y perturbador y Pedro Sánchez es un ejemplo notable, en tanto que su partido, seguidores y partidarios, asumen con naturalidad que su conducta amoral es un modo lícito de alcanzar el poder.

Quienes se muestras más comprensivos con los bandazos de Sánchez afirman que es pronto para juzgar las consecuencias de su modo de hacer, que se espere, que se le dé tiempo y espacio, y no sólo los cien días de rigor. Otros, menos optimistas entienden que se corren riesgos de enorme envergadura por la cuota de poder que se ha puesto en manos de Podemos, y sobre todo, por los efectos irreversibles de sus planes para Cataluña.

MUNDIARIO MUNDIARIO

 

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