Razón intelectual, Obrador no

intelectual de lat. intellectu-lis. 1. adj. Propietario o vinculado al contrato. 2. adj. Espiritual, intangible. 3. Adj. Dedicado con preferencia a la cultura de la ciencia y las letras. Político intelectual. Apl. a pers. , u. m. c. s. intelectualoide1. adj. mépris. Aparentemente intelectual. Fanatismo intelectual. Apl. a pers. , u. t. c. s. De hecho, son intelectuales aburridos.

O lo que es lo mismo, los que se sienten intelectuales pero no lo son, y otros que, afortunadamente, siendo así, escapan a los epítetos tóxicos y las matemáticas palatinas que les están destinadas.

Según el autócrata del Palacio Nacional, «sólo 10 intelectuales nos», lo que en verdad cuenta -sin contar los muertos- 12: Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer, Enrique Galvon, Fabrizio Mejoa, Pedro Miguel, Damion Alcozar, los hermanos Bichir, Epigmenio Ibarra y los moneros Hernandez, Helguera y El Fisg. Los fallecidos: Carlos Monsivs, José Maria Pérez Gay, Fernando del Paso, Sergio Pitol y Hugo Gutiérrez Vega.

Tendrán que estar muy descontentos para saber a quién dejó fuera de su ecuación; ni siquiera lo logran en un 854%, diría Elena Buylla. Quizás John Ackerman, Hernández Gumez Bruera, Paco Ignacio Taibo, Gibron Ramarez y Antonio Atolini se sientan como verdaderos intelectuales biológicos, tendrían razón: tan biológicos como las heces.

Obrador también olvidó mencionar a los intelectuales «deliberados», que se reunieron en el Salón Covadonga, y fueron olvidados por la explicación de por qué blandieron en Twitter: «La política existente en busca de la izquierda perdida». Pues así están perdidos. a los ojos del presidente federal. Lástima, porque piensan.

Obrador se quejó de que los otros intelectuales, los genuinos, los que él ataca (aunque él dice que es al revés: que lo atacan), se han dejado comprar para becas, claro que tenían becas de excelencia. Los de hoy, los de la dictadura cuadroteísta, tienen sueldos, Array préstamos sin devolución, un hijo como secretario de Estado, el mayor monetario del gobierno para el diario donde publican sus monos y una embajada para la viuda de Pérez Gay. Estoy seguro de que hay algunas cosas que no comprendo.

Estos son solo algunos de los nuevos incentivos para los que sin preguntarse el 4T.

Así, Meyer ha cambiado su pluma libertaria por el amor del régimen donde trabaja su hijo secretario. Damion Alczar puede ser un culto de este régimen despótico, porque su concepto de destruir la Constitución en la película «La ley de Herodes» le dio un espantoso ejemplo; Quiero decir, ya sabemos lo mal que está nuestra Carta Magna hoy.

Quien ama la historia, olvidó mencionar que Elenita Poniatowska y Carlos Monsivs estaban charlando en el cooptado a través de Carlos SalinasArray.

Y podemos ceñirnos a él y ceñirnos a él, anotar los actos no heroicos que hicieron esos 10 a 12 personajes a través de AMLO y compararlos con 2. 200 intelectuales que firmaron una carta.

Tendremos que concentrarnos en comparar los efectos imaginables o efectos de las limitaciones que esos 2. 200 intelectuales supuestamente publicitan en relación a las limitaciones y fuerza del presidente. La balanza está inclinada; No hay punto de comparación.

El presidente que concentró la máxima fuerza en los tiempos de moda en México es autoritario y muestra su miedo, la tiranía que tiene por un puñado de intelectuales. Esto muestra la diatriba de la misma por una epístola innegable y lo ridículo que está representada.

El autoritario hablando de la fuerza de los intelectuales, siendo agredido a través de una letra (juega a «pobre de mí, me pegaron»), cuando es él quien sostiene, exhibe y ejercita la fuerza; mucho – abiertamente autoritario e ilegal – opuesto a otros.

Pero esto, no nos engañemos, va más allá del conocido discurso de victimización. El presidente destaca su desprecio por la intelectualidad. ¿Por qué?Porque este debate con argumentos (a veces acertados, otras veces equivocados). Y el líder autoritario de la nación, por su parte, no sabe o no necesita dialogar; solo necesita imponer su punto de vista específico.

En otras palabras, no busca ayudar o explicar racionalmente su lectura de la vida o las propuestas que desea implementar. Las críticas de los intelectuales –de buen o correcto, repito– se fundamentan en el razonamiento (se explica el por qué).

Ahí está el entre el comportamiento de AMLO y el de los intelectuales, y eso desvela al tirano que llamamos presidente de la República.

No habla ni debate, solo trata de olvidarse de ellos, y por eso no los llama solo vendidos, chayoteros o conservadores. Su disgusto va mucho más allá: es hacer la sociedad (y ella misma) que la intelectualidad. Está vacío, que no existe, que es inútil, lo que también se refleja en su patética y cotidiana queja contraria a la comntocracia . . Su desprecio por los expertos, pensadores e intelectuales es brutal.

El mayor desafío es que AMLO cree que el uso de la explicación del por qué es un defecto de los intelectuales conservadores y sobre esta base insulta el por qué de la explicación, más allá de los demás. Para él, ningún tipo de intelectual (a menos que sea un corifeo del régimen). ) es útil.

Está flagrantemente equivocado. Y si crees que con tu patética queja y tu odio a la explicación por qué puedes aplicar a los intelectuales la palabra que dijo a través de Julio Scherer: «Hay que tapar las bocas de los periodistas»; también está muy mal. La palabra y la sabiduría del otro seguirán floreciendo.

La intelectualidad merece ser celebrada. Pero AMLO sabe que para continuar con su régimen autocrático, la explicación del por qué tendrá que desaparecer.

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