La opinión pública condena al Gobierno socialcomunista: siete de cada diez españoles afirman que el 8-M, fecha en la que se celebraron en España multitudinarias manifestaciones feministas, auspiciadas por el propio Ejecutivo de Pedro Sánchez, se disparó la cifra de contagios por coronavirus, según la encuesta de Hamalgama Métrica que publica OKDIARIO y que coincide en el porcentaje con otros sondeos.
El dato es tumbativo: un 74,7 de los encuestados así lo cree cuando se le pregunta al respecto, mientras que un 14,4% no ve relación entre las marchas ideológicas de aquel día y el gran aumento de infectados con Covid-19. Por su parte, un 10,9% opta por no pronunciarse al respecto.
Pocas veces ha habido mayor unanimidad: los españoles no tienen duda. Las manifestaciones feministas propagaron la pandemia y se convirtieron en gigantescos focos de contagio. Los esfuerzos del Ejecutivo socialcomunista por negar una relación causa-efecto entre el 8-M y la extensión del virus han resultado inútiles, porque la opinión pública sitúa en esa fecha el momento de mayor propagación. Y, además, esa percepción es mayoritaria en los votantes de todas las formaciones, incluso los del PSOE (66,2%) y Podemos (55,4%). Según el desglose por electorado, los votantes de Vox consideran en un 90,3% que las manifestaciones feministas de principios de marzo catapultaron la pandemia, frente al 87,8 % del PP.
La opinión de los españoles no deja lugar a dudas y señala al Gobierno como responsable máximo de una decisión que, según un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), ha tenido efectos demoledores. Según ese informe, si el Gobierno de Pedro Sánchez hubiera tomado medidas como el confinamiento desde el 7 de marzo, un día antes del 8-M y una semana antes del decreto de estado de alarma, se habrían reducido un 62,3% los contagios en España.
La sociedad española ha dictado sentencia. La división existente en relación con la gestión posterior de la crisis sanitaria llevada a cabo por el Gobierno no se produce en este caso. El clamor es unánime. El 8-M supuso un punto de inflexión y no fue por casualidad, sino por la irresponsabilidad del socialcomunismo gobernante que antepuso la ideología a la salud pública.