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No importa cuánto lo intentemos, hay algunas cosas que ni siquiera el dinero y la fama pueden comprar. Hasta no hace mucho, cuando me sentía infeliz o desesperanzado, descubría cierta conveniencia en imaginar la vida de las celebridades; los fragmentos que llegaron hasta mí y que luego terminé con mis fantasías y deseos. Me dije: todo tiene solución. Para ellos la tiene, entonces tiene que haber una manera. Y recordaba las desgracias que habían acaecido a algunos, casi superadas, o leía sobre aquellas relaciones incansables, con muchas idas y venidas. Y me fascinó la opción de tener nuevos reportajes y no desesperarme mientras tanto, como Elizabeth Taylor que se vistió de novia hasta 8 veces.
Pero todas y cada una de las generaciones tienen sus propios fetiches y el que sin duda pertenece a la de los millennials es el noviazgo entre Jennifer López y Ben Affleck. La línea de tiempo de su amor es bien conocida: se hicieron íntimos durante el rodaje de Una relación peligrosa a finales de 2001, y todo ha ido bien desde entonces. De hecho, los yates se han convertido en uno de sus principales refugios, donde intentaban vivir su afición lejos de los paparazzi. Pero esto no era imaginable y J. Lo lo sabe perfectamente, ya que unos días antes había visto cancelado su matrimonio con el actor, a pesar del anillo de diamantes rosa de seis quilates que él le había regalado.
En ese momento, se dijo que el inevitable acoso de la prensa era algo que Affleck no podía manejar. E incluso las piedras preciosas no podían evitar el inevitable deterioro de su amor. López lo dijo una vez en su canción Love Don’t Cost A Thing: «Lo único que los temas es que me trates bien y me des todas las cosas que quiero y que el dinero no puede comprar». Afortunadamente, como creen ellos y miles de personas en todo el mundo, se les ha dado una segunda oportunidad. Llegaría 17 años después de su primera ruptura y después de dos matrimonios y jóvenes con sus respectivas exparejas.
Pero a pesar de que sus vidas habían tomado otros caminos, cuando se respondieron mutuamente –a través del correo electrónico– la chimenea seguía activa. «Mis otros amigos saben que [Affleck] ha sido un usuario muy, muy especial en mi «Cuando nos volvimos a ver, esas emociones todavía eran muy fuertes de mi parte», confesó la celebridad a Vogue USA en noviembre de 2022. Y llegó el nuevo rock -ahora verde- y las mañanas felices que todos deseamos. el uno del otro. No satisfecha, J. Lo documentó toda esta alegría en sus redes sociales con una fotografía que se ha convertido en el símbolo ambicioso por excelencia de 2022.
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Y se volvieron a casar y se hicieron tatuajes a juego. Hasta que llegaron los rumores de separación. Las primeras alarmas saltaron cuando López canceló su gira This Is Me. . . Live a finales de mayo de este año y un tiempo después de que su mansión de Beverly Hills saliera a la venta. Pero tuvieron que pasar exactamente dos años después de la fecha de su boda para su divorcio se formalizará. Aunque la fiesta de cumpleaños duró 3 días, el rito en sí tuvo lugar el sábado 20 de agosto de 2022 y fue exactamente ayer, día de su segundo aniversario de bodas, que la celebridad terminó su noviazgo con Affleck.
Así lo demostró a través del medio estadounidense TMZ. Aunque la fecha oficial de su separación se remonta al 26 de abril, hace apenas unas horas que López solicitó el divorcio en el Tribunal Superior de Los Ángeles. Una coincidencia aún más desalentadora para los entusiastas de este dúo llamado Bennifer. Se puede deducir de ello una cierta preferencia por profundizar aún más en la herida, aunque sea una mera especulación.
Lo que parece evidente es que este resultado es el síntoma del fin de una época. De una época que duró décadas, incluso siglos, y en la que el amor romántico lo conquistaba todo. Un relato conmovedor que nos ha hecho bien, y que hemos notado replicado a través de canciones y vídeos con acabados satisfechos. Historias en las que las idas y venidas y los desencuentros eran lo menos vital si había afición o amor inquebrantable. Como el tuyo. O como Elizabeth Taylor, que se casó dos veces con el actor Richard Burton.
Esta icónica pareja compartía su gusto por las joyas con la traída en combinación a través de López y Affleck. Burton también entretuvo a la actriz con piezas deslumbrantes a través de Bvlgari, creaciones del pasador que sirvieron para reparar la paz después de un enfado entre ambos. Entonces todo se solucionó. Y décadas después, cuando fue la cantante y actriz la que lució los diamantes, tuvo la idea de que el orden del universo había sido reparado. Que nada podía salir mal. Pero no es así.
Vivimos los últimos momentos de una época en la que el amor romántico formaba parte de nuestra educación sentimental. Esos días han pasado y, como todo final, el sentimiento de duelo es innegable. Pero se abren nuevos horizontes positivos, con nuevos modelos de noviazgo y una innegable apego a la hermandad, que López y Jennifer Garner ya han demostrado. Hay motivos para sonreír, incluso si no hay piedras de por medio.
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