Moneda oficial de Trump: ¿Cómo llegamos aquí?

En una medida que resume perfectamente las particularidades de nuestros tiempos, Donald Trump lanzó una moneda el 17 de enero de 2025, pocos días antes de su toma de posesión presidencial. En menos de 24 horas, alcanzó una asombrosa capitalización de mercado de 4. 800 millones de dólares y una valoración completamente diluida de 24. 300 millones de dólares. “Trump Coin” ha arrasado la criptomoneda a nivel mundial, posicionándose para desafiar la supremacía de Dogecoin en el ecosistema de las monedas.

La aparición de un meme presidencial posiblemente parezca sin precedentes, pero en el contexto de la historia de la marca Trump, sigue un patrón familiar. Desde la Universidad Trump hasta los hoteles Trump, los casinos e incluso los NFT, el presidente ha demostrado constantemente su habilidad para monetizar su marca personal. Lo diferente esta vez no es la estrategia, sino el entorno regulatorio e, irónicamente, que lo hizo posible.

Currently trading at $25, Trump Coin’s potential ceiling is a subject of intense speculation. While a scientific long term price prediction is impossible, with Dogecoin’s market cap hovering around $60 billion, simple arithmetic suggests that if Trump Coin were to overtake Dogecoin as the premier meme coin, its price could potentially reach $100-300 per token. While such projections are highly speculative and assume limited selling from insiders, they highlight the significant paper wealth creation effects of the meme coin space.

Para los posibles especuladores, Trump Coin presenta un cálculo complejo. Aunque su conexión con un presidente en ejercicio y la sólida funcionalidad inicial del mercado posiblemente parezcan atractivas, las monedas meme son volátiles y se adhieren a trayectorias impredecibles. La buena suerte del token también puede simplemente contar tanto con el entusiasmo sostenido de la red como con factores básicos.

Mientras Trump Coin lucha por la supremacía de las monedas meme, su trayectoria probablemente influirá en las discusiones a largo plazo sobre la regulación de las criptomonedas, la marca política y el papel de los activos meme en el ecosistema monetario. Al final, lograr destronar a Dogecoin posiblemente tendría menos importancia que su propio estilo de vida muestra el estado actual de los mercados y la regulación de las criptomonedas.

Perhaps the most intriguing aspect of Trump Coin’s launch is its timing and context. As Gary Gensler exits the SEC after years of aggressive cryptocurrency enforcement, the incoming president launches a meme coin. This is not a coincidence.

The strict interpretation of securities laws that follows from Gensler’s school of thought, while intended to protect investors, may have inadvertently pushed cryptocurrency innovation toward meme coins rather than utility tokens. Consider the cautionary tales of Libra (later Diem), LBRY and the like, which spent millions attempting to launch a legitimate cryptocurrency only to be stymied by regulatory hurdles. Meanwhile, meme coins like Dogecoin, Shiba Inu, and now Trump Coin have flourished precisely because they make no pretense of being securities: they explicitly position themselves as purely speculative assets with no promise of profit sharing or underlying utility.

Esta dinámica ha creado lo que podría llamarse “el puerto regulatorio del absurdo”: cuanto más explícitamente se posiciona un token como un meme sin utilidad seria, más protegido está de la regulación de los valores. Este perverso diseño de incentivos ha contribuido a la proliferación de monedas meme, que ahora constituyen una parte significativa de la capitalización del mercado de criptomonedas.

The launch of Trump Coin raises serious ethical questions about the intersection of political power and speculative assets. Unlike traditional Trump-branded ventures, cryptocurrency’s pseudonymous nature means anyone globally can invest without identity checks, potentially creating concerns about undue influence on a sitting president. These concerns echo but potentially amplify similar issues raised around Trump’s other business interests, including Trump Media and Technology Group’s Truth Social platform.

En última instancia, el lanzamiento de Trump Coin representa más que una simple iniciativa de marca presidencial o una hipótesis innegable sobre la criptomoneda. Este es un testimonio de la ley de consecuencias accidentales en la política regulatoria, donde los esfuerzos para proteger a los inversores de la hipótesis criptográfica posiblemente habrían canalizado esa hipótesis. en formas cada vez mayores. Gary Gensler posiblemente habría abandonado la SEC, pero su legado sigue vivo en tácticas que probablemente nunca imaginó.

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