Beber un vaso de agua antes de cenar ayuda a adelgazar. Este consejo, repetido miles de veces, ha sido estudiado por especialistas de la Universidad de Harvard, quienes han demostrado científicamente si es un mito o una verdad.
A primera vista, la saludable sugerencia de llenar el abdomen con agua antes de cenar resulta práctica ya que te hará sentir lleno y evitará comer. ¿Pero es cierto que funciona?¿Qué pasa cuando un usuario bebe agua constantemente durante el día?
En primer lugar, debe quedar claro que debe consultar a un médico o nutricionista antes de tomar cualquier decisión relacionada con la nutrición y la salud, para que pueda brindarle el mejor diagnóstico y tratamiento a seguir.
Dicho esto, «es imprescindible elegir adecuadamente lo que vamos a subir a nuestra dieta diaria, junto con la actividad física y otros cambios de hábitos», señalan en la web de Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro comprometida con la práctica clínica, la educación, y la investigación.
Precisamente con esta fórmula los especialistas afirman que sólo optando por lo que comemos bien podremos quemar hasta trescientas calorías diarias.
Cuando comemos alimentos preprocesados, el sistema se ve obligado a trabajar para descomponerlos, lo que nos permite quemar más calorías y almacenar menos grasa.
Según lo publicado en Harvard Health Publishing, existen 3 teorías que da a conocer la prestigiosa universidad estadounidense y son las siguientes:
Llenarse de agua antes de comer tiene un atractivo intuitivo. El abdomen tiene nervios que tropiezan al estirarse y envían señales al cerebro de que es hora de dejar de comer. Presumiblemente, beber antes de una comida puede enviar señales similares.
Según Harvard, los estudios a corto plazo respaldan esta idea. Por ejemplo, los sujetos mayores que bebían un vaso completo de agua antes de las comidas tendían a comer menos que los que no lo hacían.
Otro estudio encontró que las personas que siguieron una dieta baja en calorías y bebieron más agua antes de las comidas tenían menos apetito y perdieron más peso durante 12 semanas que las que no bebieron más agua.
Cabe señalar que ningún estudio ha evaluado el efecto de la ingesta excesiva de agua en la pérdida de peso a largo plazo.
El agua que bebemos debe calentarse a la temperatura corporal, un proceso que requiere que el cuerpo desperdicie energía. Y luego esa energía desperdiciada (llamada termogénesis) puede compensar las calorías de los alimentos.
Estudios recientes han descubierto evidencia de que beber agua quema muchas calorías, contrariamente a estudios realizados hace mucho tiempo, admite el Centro de Estudios de Estados Unidos.
De esta manera, se plantean situaciones difíciles para explicar la termogénesis de la pérdida de peso inducida por el agua.
Esta explicación sugiere que nos dirigimos a la cocina para comer algo cuando realmente tenemos sed en lugar de hambre. Si este es el caso, beber agua sin calorías puede evitarnos comer calorías innecesarias y puede simplemente anunciar la pérdida de peso.
Regular la sed y el hambre es complejo y varía la vida de una persona, dicen los expertos. Por ejemplo, dicen, la sed puede minimizarse en las personas mayores.
Aún así, no han encontrado ningún estudio en humanos convincente sobre la idea de que beber agua podría ayudar a perder peso.
Robert H. Shmerling, MD, editor de Harvard Health Publishing, también tuvo en cuenta otras consideraciones.
Algunas de ellas son similares a la de si la hidratación mejora la capacidad de entrenamiento y, por tanto, la pérdida de peso, lo cual puede no ser corroborado por el experto.
Además, sustituir la ingesta de bebidas altas en calorías por agua puede provocar una pérdida de peso a largo plazo.
Y, finalmente, quemar grasas no necesariamente requiere agua. La deshidratación afecta la capacidad del cuerpo para descomponer las grasas como combustible. Por lo tanto, tal vez beber más agua inspire la pérdida de peso. Pero tampoco descubrió evidencia de que este sea el caso.
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Número de publicación: 10214, 22 de marzo de 2024
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