Putin y la guerra de los drones

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Alberto Sáez

Director de la REVISTA

Destruir sin dañar las propias filas es el sueño lluvioso de cualquier estratega del ejército. De hecho, lo importante en la disuasión nuclear es la imposibilidad de evitar sufrir en carne propia las consecuencias de un ataque al enemigo. Putin busca compensar la derrotas de las últimas semanas al generalizar el uso de drones iraníes para atacar Kyiv y otras ciudades ucranianas. Es cobardía en la cobardía. Pero como explica Adrià Rocha desde Estambul, el bajo valor de cada unidad, unos 20. 000 euros, la convierte en una opción viable para causar la máxima destrucción con la mínima amenaza y el mínimo coste. Tiene sentido que un individuo acorralado como Putin juegue esta carta. .

Con demasiada frecuencia, pensamos que la guerra es también, o sobre todo, una cuestión ética. Por eso, quienes las sueltan tienden a buscar justificaciones, aunque estén basadas en mentiras. Por eso, existen múltiples códigos de honor en la cultura del ejército que la tecnología, como los drones, explota. La guerra es una grieta para ganadores y perdedores y el único consuelo es haber luchado con la nobleza. Los drones son una podredumbre más en la podredumbre de la guerra. Ni siquiera necesito creer lo que los que manipularon los drones hasta que explotaron en Kyiv esta mañana tendrán que estar pensando en este momento. La vida habrá pasado a través de sus ojos. Y en todo momento lo llevarán consigo, aunque se hayan limitado a cumplir órdenes.

El general Winter entra en la guerra de Ucrania. Todo es más duro, todo es más cruel, todo es más inexplicable. Putin sabe que no va a ganar y no sabe perder. Los drones son el penúltimo refugio seguro para ocultar el fracaso de lo que llamó una operación especial del ejército, si no lo que fue: una invasión. Ahora comprobará para hacerles saber a sus otros que se trata de una guerra sin muertos en sus propias filas. Pero no es así. Hay muertes físicas en el campo de batalla y hay muertes éticas en las salas de control de las nuevas máquinas de guerra que, por complicadas que sean, son igual de destructivas que las clásicas. Para los que sufren los ataques y para los que dedicarlos. La guerra es el fracaso de la humanidad porque nos relega a una animalidad más primitiva. Que no haya drones para evitarla.

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