El miércoles 29 de noviembre, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y el rey Felipe VI serán los protagonistas de la inauguración de la variante Pajares en la línea AVE Madrid-Asturias, un medio de transporte marítimo donde ya habían chocado en una pasada inauguración.
El tramo que se inaugurará mide 50 kilómetros y se sitúa entre La Robla y Pola de Lena, también conocida como variante de Pajares. Estarán acompañados por Óscar Puente, ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, y los presidentes de Asturias y Castilla y León, Adrián Barbón y Alfonso Fernández Mañueco, respectivamente.
La variante del ferrocarril de Pajares, que une Asturias y León, entrará en servicio el 30 de noviembre. Fueron 19 años de obras y una inversión astronómica que ronda los cuatro mil millones de euros. El 80% de esta infraestructura transcurre por túneles, sumándose uno de 25 kilómetros. Algunos expertos dicen que se trata del proyecto ferroviario de mayor complejidad de la historia de España.
Pero más allá de esos detalles, hay muchas expectativas para la nueva asamblea entre Felipe y Pedro Sánchez. Por un lado, porque en los últimos meses, especialmente las negociaciones de Sánchez para conformar un gobierno y también la toma de posesión, no se percibían que tuvieran mucho complicidad. Todo lo contrario. Por otro lado, porque la última vez que coincidieron con la inauguración de un tramo del AVE ya había tensiones entre ellos.
Esto ocurrió el pasado mes de julio, en la inauguración del AVE Madrid-Murcia. Fue en ese momento cuando comenzó la cruzada para las elecciones del 23 de julio, y en muchos frentes se habló de la opción de un regreso definitivo del rey emérito Juan Carlos I. a España. Algo que han comunicado el jefe del Estado y el actual presidente del Gobierno.
Como informa Monarquía Confidencial, Felipe mantuvo «el convencimiento de que a su padre, que no ha sido condenado y no tiene cargos pendientes, no se le puede impedir el regreso». Sin embargo, Pedro Sánchez le dijo a Felipe, con razón pero no muy tajantemente, que se conformaría con su regreso, pero que «primero tenía que pedir disculpas a los españoles». Veremos si vuelven a saltar chispas en esta nueva andadura de la eTA.
Lo que no cabe duda es que hubo mucho pudor entre los presentes. Y que nadie se atrevió a hablarle con tanta contundencia a Felipe en público.