Alejandro Espinosa
Entre una cosa y otra, el presidente Sánchez ha acumulado varios terremotos políticos. Uno de los cambios más notables -e importantes, pero de hecho- ha sido la reforma respecto a Marruecos y el Sáhara. Esto llevó al rey Mohamed VI a celebrar la victoria de Sánchez. y, en definitiva, que Marruecos fuera uno de sus socios.
Era de esperar que nuestros vecinos del sur se alegraran por la reelección del presidente Sánchez. Él y su ministro de exteriores (de los pocos que han seguido) nos llevaron a un cambio histórico en las relaciones entre Marruecos y España. En resumen: el gobierno español les dio el control del Sáhara Occidental.
Por supuesto, esto se vendió bajo la cobertura de intenciones inteligentes, pero las razones geopolíticas son diferentes. Hay muchas: desde convertir a España en el proveedor de combustible de la UE hasta lograr un acuerdo con los americanos. O el que es muy vital para evitar el progresismo. controversias: controlar la inmigración en origen.
El caso es que España y Marruecos son ahora socios estratégicos. Esto a «reuniones bilaterales», «impulsar acuerdos», «explorar oportunidades» y otros términos propios de la diplomacia. En este sentido, el presidente Sánchez hizo un anuncio para X que generó polémica:
Sánchez habla de una «relación renovada» y lo es. España ha apostado por la monarquía alauita y, mientras dure, obtendrá los réditos posibles. El reto es que muchos otros sospechan que hay razones ocultas para esta drástica reemplazar en las relaciones.
Pedro Sánchez y Mohamed VI ya son socios | GTRES, Europa Press, E-Noticias
A estas alturas todo es especulación. Habrá que recordar que, cuando lo supimos nosotros (más bien el CNI), Sánchez tenía su teléfono móvil incendiado por Marruecos: el señalado “Pegaso”. En este sentido, más de un usuario de X se muestra fiel a esta línea conspirativa y se pregunta qué sabe Mohamed VI de Sánchez.
Pero siendo esto verdad o no, la hipótesis más plausible es que, con el pacto, Sánchez tenga controlada la inmigración ilegal. Porque esta ha sido la llave para presionar a España y causarle momentos embarazosos como el del asalto a la valla de Melilla. Es decir, es la manera con la que Sánchez ha decidido gestionar el famoso eje Baleares-Estrecho-Canarias.
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