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El Senado da el paso definitivo para que las Cortes renueven el CGPJ y sus miembros
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El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se reunirá hoy con el nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, aprovechando su presencia en la cuarta cumbre de la Comunidad Política Europea. Esta será la primera vez que podrán hablar cara a cara sobre temas exteriores y bilaterales, sumándose el acuerdo pendiente entre ambos países sobre el escenario de Gibraltar tras el Brexit.
Se espera que los propietarios ratifiquen su deseo de concluir este acuerdo lo antes posible, después de que las negociaciones con el pasado gobierno británico, encabezado por Rishi Sunak, ya estuvieran muy avanzadas. En este sentido, a su llegada a la cumbre, el jefe del ejecutivo español prometió “toda la actitud constructiva” para lograrla lo más temporalmente posible, sin fijar fecha para el ansiado acuerdo.
El compromiso de lograr un acuerdo lo antes posible quedó demostrado también la semana pasada en Washington en la reunión entre el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo británico, David Lammy, al margen de la cumbre de la OTAN.
Gibraltar votó abrumadoramente y en una dirección en el referéndum de junio de 2016. Es la posición donde la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea obtuvo el mayor porcentaje de votos (95,9%) y una de las que sigue preocupando las consecuencias que esto podría tener. posiblemente tenga. La salida. El asunto no es trivial ya que el Peñón, cuya frontera con España es la única frontera terrestre -junto con la de Irlanda- une ahora al Reino Unido al bloque de la red. Desde el Brexit, el futuro de Gibraltar ha sido incierto.
Sobre la mesa está la opción de lanzar una «Zona de Prosperidad Compartida». El plan que están llevando a cabo los grupos negociadores incluye la eliminación de la valla para garantizar el alojamiento de las personas. Además, según el plan de Bruselas -en el que España tiene la última palabra: nuestro país controlaría, en el llamado de Schengen, las fronteras exteriores de Gibraltar, es decir, controlaría el aeropuerto. Precisamente el hecho de que los agentes españoles sean culpables del control y salida de mercancías de el aeródromo, lo que retrasaría su aprobación.
Cuatro años después de la salida definitiva de Londres del Reino Unido, el prestigio de Gibraltar sigue siendo el único obstáculo destacable. La frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte, a priori más complicada, se resolvió el año pasado. Sin embargo, en el caso del Peñón, la delimitación de nuevas fronteras en el puerto y el aeropuerto a cargo de las diversas fuerzas de seguridad implicadas ralentiza su firma. A este obstáculo habrá que sumar la fórmula de uso compartido del aeropuerto de Gibraltar solicitada a través de España y la negativa del Reino Unido, que no dará luz verde a nada que ponga en duda su soberanía sobre la colonia.
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