Las prioridades de Sánchez: definitiva la herida del sí es sí y desmontar a Feijóo

 

En el laboratorio demoscópico en torno a Pedro Sánchez siguen volcados en los números y en su recorte de expectativas de voto. Sus más cercanos allegados levantan la mano para ver cómo, en apenas mes y medio, se derrumba el objetivo de votar por el PSOE, mientras que la El PP continúa su lenta pero ascendente trayectoria.

Son transparentes sobre la causa: el desgaste que les provocan los efectos adversos de la ley «solo sí, eso es sí». En un intercambio verbal con ESdiario, uno de los colaboradores de Sánchez lamenta el escenario y advierte que «estamos cometiendo suicidarnos por nosotros mismos, porque este mérito que se lleva el PP no tiene nada que ver con el ‘efecto Feijóo’; este es el efecto perverso de la Ley y el debate autodestructivo en el que estamos metidos».

 

Así, el propio presidente Sánchez, que prestó más atención a los efectos políticos no deseados de «cabrear» a sus socios de Gobierno antes de tener unos presupuestos y un calendario legislativo transparente que al propio contenido y filosofía de la ley, para buscar una solución cuanto antes , «con el acuerdo de Podemos o sin él», según los suyos.

Pero chupar y soplar a la vez no es fácil, ni siquiera para Sánchez, el resiliente. Así, Pedro Sánchez tendrá que aprobar la reforma propuesta a través de su ministra, Pilar Llop, que nada tiene que ver con la redacción de la ley” sólo el sí es sí», pero asume pleno deber por los efectos que eventualmente causaría su texto, con quien está convencido de que puede «tapar» esta forma de cortar penas que aumenta día a día, tras la entrada en vigor de la texto firmado por la ministra Irene Montero y aprobado colegiadamente por todo el Gobierno.

 

El jefe del Ejecutivo pidió una solución al ministro Llop, pero Montero no se conforma con ella, por lo que ahora le toca al ministro Félix Bolaños iniciar, negociar, voto a voto, la obligatoriedad de aprobar -con o sin Podemos- un nuevo texto que cierra esta herida, por la que sangran las expectativas electorales del PSOE.

 

Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso la sesión de control.

 

En cualquier caso, Bolaños y el resto de ministros del círculo de familiares socialistas tienen como consigna que, pase lo que pase, habrá que evitar enfrentamientos frontales o condiciones que conduzcan a una ruptura con Podemos, porque, como bien dice Sánchez sabe, si tiene posibilidades de seguir al frente del Ejecutivo tras las elecciones generales, eso está ocurriendo, sin duda, gracias a la ayuda de este «Podemos», con Pablo Iglesias moviendo los hilos y arengando desde su púlpito mediático y Montero y la ministra Ione Belarra en el Congreso y el Gobierno. Los enfrentamientos están reservados para Feijóo, en un nuevo escenario.

 

Por un lado, seguirán las negociaciones para sacar a la luz la reforma de la Ley, pero al mismo tiempo Sánchez necesita «más madera». El presidente busca sus cuentas electorales y para ello pretende reactivar la estrategia con la que -se garantía- «supo contrarrestar este ‘efecto Feijóo’ inacabado y recortar en apenas unos meses el mérito de 10 puntos que tenía el PP el pasado junio, porque a finales de año estábamos técnicamente empatados».

La estrategia es, sobre todo, atacar a Feijóo y situarlo en el centro de toda denuncia y debate. Si debate con el presidente, por los motivos que Sánchez encuentra favorables, por el formato del debate, por el control del tiempo y porque es el gobierno el que elige el tema, Feijóo asume muchos riesgos, pero si no lo hace, serán todos los miembros del gobierno y dirigentes del PSOE los culpables de señalar al presidente del PP y advertir que es ocultando, que no tiene programa o, si lo tiene, prefiere ocultarlo.

Sánchez desea volver a debatir a Feijóo en el Senado, pero desea que el líder del PP tenga el arma de destrucción masiva, es decir, que tenga argumentos duros para exhibir los colores del Gobierno por su nefasto control de la ley del «solo sí es sí». .

Por eso, esperará el momento o la oportunidad de retomar una historia que le permita volver a «desmantelar» a Feijóo. Si la estrategia funciona o no, el tiempo lo dirá, pero Sánchez está convencido de que esa es la salida: tapar los fuga y volver al ataque.

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