Hace un año y medio, en la primavera de 2021, multitud de marroquíes atacaron la frontera de Ceuta. Este episodio llevó a España con Marruecos a una crisis de primera magnitud.
Unos meses después, en marzo de 2022, Pedro Sánchez dio un giro radical a la posición española sobre el Sáhara y asumió las tesis de Marruecos, limando el factor a cualquier discusión, ya sea con sus socios de Podemos o con la oposición.
Esta semana, el presidente visitó Marruecos con 11 ministros para afianzar las relaciones entre ambos países, con la firma de acuerdos bilaterales. La incógnita que queda en el aire, y a la que el Gobierno nunca ha respondido, es por qué la clásica posición española sobre la Sáhara ha sido cambiado, ya cambio de qué.
Esta generosidad de Pedro Sánchez no tuvo repercusión en el componente del rey de Marruecos. Cierto es que no es la primera vez que Mohamed VI es desairado. Las costumbres diplomáticas marroquíes distan mucho de las implantadas en otros países.
Lo habitual habría sido que el rey tuviera la cortesía de recibir a Pedro Sánchez en Rabat, pero se limitó a llamarle por teléfono. Dijo que le vería el día.
El PP obligará a Sánchez y a sus socios a votar y tomar posición en el Congreso de los Diputados sobre el envío de tanques de guerra a Ucrania y una batería antimisiles en Estonia anunciada a través de la ministra Robles.
Todos los partidos políticos están pisando el acelerador y para ocasiones cruzadas este fin de semana.
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