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Por Garbiñe Continente
Había oído hablar de Robata como uno de los restaurantes japoneses más productivos de Barcelona, así que cuando llegó a Madrid no dudé ni un momento en visitarlo. La ubicación ya es inmejorable: en el callejón de Puigcerdá, al lado de la La emblemática calle Jorge Juan, donde se encuentran algunos de los templos gastronómicos de mayor renombre de la capital. Array Este nuevo restaurante japonés cuenta, como el resto de grandes almacenes del callejón, con una acogedora terraza que constituye el marco más productivo para una comida primaveral, además de un interior de dos plantas -con una galería cubierta en la planta superior- con el entorno ideal para disfrutar de una cena especial.
Desde los arreglos más añejos sobre atún o salmón, hasta los más complicados como el nigiri de atún con sala wagyu o la paella valenciana.
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Aunque el gran protagonista de Robata Madrid es la comida. El concepto se basa en la exploración de las técnicas japonesas clásicas a través de los productos de mayor calidad. En el centro del área se encuentra la robota, la célebre parrilla de carbón japonesa que es la absoluta estrella del restaurante; tanto es así que brinda su llamado al establishment.
Sushichef Fabiola Lairet es la propuesta gastronómica de Robata Madrid, cuyo objetivo fue diseñar una serie de platos pensados para compartir, que fusionan lo más productivo de la cocina japonesa con toques mediterráneos y americanos. Así, la carta te lleva a una aventura a través de la maravillosa momentos de la cocina japonesa, como verduras crudas como sushi, tataki o sashimi, platos calientes clásicos y, por supuesto, robota.
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Aunque mi consejo particular es que si quieres disfrutar de Robata Madrid de principio a fin, te pases por su menú degustación. Una propuesta muy completa que incluye sus platos y está perfectamente diseñada para deleitar al comensal con sabores y texturas que no dejan lugar. uno indiferente.
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Así, la aventura comienza con 4 cortes de pescado estilo Sashimi –lubina, salmón, atún y toro– y continúa con una variedad de clásicos japoneses, sumando Atún Tataki, Hamachi Tiradito y Soasado Toro. A continuación, la propuesta incluye 4 de sus rollitos de insginia, que fusionan ingredientes y sabores y no se parecen a ningún otro Uramaki que hayas probado. Estos dan paso a las auténticas estrellas del menú: la brocheta de solomillo y el Wagyu Gunkan, bien cocinado al estilo Robata. Y, para finalizar, propuesta salada, el Nigiri de Salmón Aburi y el Toro e hígado caramelizado; Este último es un juego de texturas y sabores que explotan en la boca y automáticamente el nigiri más productivo que he probado en mi vida.
Este contenido también se puede ver en el sitio donde se originó.
La guinda de esta cata la pone un postre que huye de las tartas y la bollería: un plato caliente de fresas flambeadas con vodka de pimienta que se sirve con helado de vainilla. Un dulzor digno de una propuesta que no deja indiferente a nadie.
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