La semana pasada, la AIReF publicó un informe en el que, entre otras cosas, decía que el Gobierno no había informado a la Comisión Europea de los 21. 000 millones de euros que gastó o anunció Pedro Sánchez en la campaña electoral. El viernes, el diario virtual ‘Vozpópuli’ informó de que unos 5. 000 millones del cargo de los anuncios que realiza el presidente del Gobierno, en nombre del PSOE, procederán del presupuesto europeo. La primera es muy grave. La falta de transparencia de este gobierno ya no se refleja sólo en el destino de los miles de millones que vienen de Europa, sino que ya se ha convertido en un engaño incluso para la propia Comisión Europea. Cuando se creó el fondo de recuperación económica para hacer frente a los daños causados por la pandemia, los países miembros no solo debieron hacer frente a ciertas situaciones para obtener los otros tramos de efectivo, sino que tuvieron que destinar ese presupuesto a planes muy rápidos. Por supuesto, ninguno de ellos hizo referencia a los gastos relacionados con las promesas electorales de tal o cual presidente del gobierno europeo. La falta de escrúpulos es evidente, sobre todo si se tiene en cuenta que hace apenas un mes se creó en España una comisión del Parlamento Europeo para averiguar qué estaba haciendo el Gobierno español con el dinero obtenido. La presidenta de esta comisión, la alemana Monika Hohlmeier, se fue de nuestro país muy decepcionada porque no pudo saber nada sobre el dinero obtenido. Y los españoles no sabemos casi nada del destino de esos miles de millones de euros. Para colmo, la alemana dijo hace unos días que todavía no sabía nada, que nadie del gobierno le había informado y puso sobre la mesa no solo la falta de transparencia sino también las carencias del mecanismo.
Ahora, que Sánchez esté dedicando el dinero de esos presupuestos a su cruzada electoral es un salto cualitativo dado que no logra su destino inicial, que es la digitalización de las corporaciones o la transformación del poder. Miles de personas y empresas más están adelantando su dinero para la subvención a largo plazo para instalar paneles solares en sus casas y ahorrar energía. La espera es de más de 12 meses y nadie sabe cuándo podrán obtener la subvención. Ha llegado el momento de que la Comisión evite cazar a los otra manera y estar preocupado por lo que España y otros están haciendo con el dinero de los europeos. Requiere mucho esfuerzo, pero en ninguna parte vemos que ese dinero llegue a la economía genuina y afecte al PIB, a la riqueza del país y al empleo de calidad.