En 1680, durante el reinado de Carlos II, la pequeña Eugenia Martínez Vallejo, llamada “la Monstrua”, entró en la corte para servir como elemento de feria. De familia noble (hija de Antonia de la Bodega Redonda y José Martínez Vallejo), con un año ya pesaba 25 kilos, y con seis superaba los 60.
Juan Carreño de Miranda, discípulo de Velázquez y pintor de cámara, la retrató en dos cuadros que se exponen en el Prado. En uno aparece vestida y sujetando una manzana en cada mano, signo de su voraz apetito. En el otro posa desnuda, adornada con racimos de uvas y hojas de vid.
En 2009, Miguel Ángel Rubio Herrera y Carlos Rubio Moreno indicaron que Eugenia padecía obesidad infantil debido a una enfermedad conocida como síndrome de Prader-Willi, un trastorno genético poco corriente para el que no hay tratamiento eficaz. La Monstrua desnuda (o Eugenia Martínez Vallejo, desnuda), de Carreño, se considera la primera representación histórica de esta dolencia.