El Rin, uno de los más grandes de Alemania, está en una situación excesiva. Su tasa cae a niveles críticos, lo que dificulta el envío de mercancías. Y puede causar caos en la economía.
Sus más de 1. 200 kilómetros de largo albergan barcos que transportan componentes, productos comerciales y de energía a todo el país. Por eso, ahora que es una tarea confusa, algunas corporaciones están reconvirtiendo sus planes logísticos para seguir trabajando.
Este es el ejemplo de las corporaciones químicas BASF y Covestro, que están reemplazando los barcos gigantes que usaban hasta ahora con barcos pequeños que pueden navegar con menos tráfico. Sin embargo, cuando la tasa es muy baja, el envío de muchos se reduce significativamente.
Otro corporativo afectado es Thyssenkrupp, que desea que este río pueda embarcar carbón y fabricar acero. Ante la imposibilidad de proceder de esta manera, contrata el ferrocarril para que la pañería sin cocer llegue a su sede.