Este fin de semana, Emmanuel Macron está omnipresente en las sedes olímpicas y en los medios de comunicación franceses. El 28 de julio llegó a Fort Brégançon para tomar sus vacaciones de verano. Ese año, el jefe de Estado participó en esta fiesta de presidentes frente al Mediterráneo en Bormes-les-Mimosas (Var), acompañado por su esposa Brigitte Macron.
Para garantizar la tranquilidad del presidente, el prefecto de Var ha emitido su misma vieja orden prohibiendo «cualquier manifestación o recogida de reivindicaciones» en el municipio de Bormes-les-Mimosas del 28 de julio al viernes 16 de agosto.
«Este año habrá intermitentes», afirmó una fuente a la AFP. Macron continúa vigilando la seguridad en los Juegos Olímpicos y posiblemente irá y vendrá para animar a los atletas franceses. Estará presente en el rito final de los Juegos el 11 de agosto en el Estadio de Francia y asistirá a las ceremonias extranjeras del 80º aniversario del desembarco aliado en Provenza el 15 de agosto.
Este año, la licencia del jefe de Estado se produce en un contexto de crisis política tras la disolución de la Asamblea Nacional. Emmanuel Macron ha decretado una «tregua» política durante los Juegos Olímpicos, pero al finalizarlos tendrá que nombrar un nuevo primer ministro y un nuevo gobierno.
Según un miembro del Gobierno, está previsto, pero confirmado, un Consejo de Ministros el 12 de agosto, un día después de la finalización de los Juegos Olímpicos. El Primer Ministro Gabriel Attal y su equipo, que dimitió el 16 de julio, siguen gestionando las existentes asuntos, marcando una duración récord bajo la Quinta República.