Con el concepto de promover y dignificar el patrimonio maya guatemalteco, en 2022 nace en este corredor, ubicado en 1813 W. 6th St, el corporativo Arte y Textiles Maya, el cual se ha convertido en una especie de centro cultural y un referente de esta red que Ha luchado contra los prejuicios de discriminación y elegancia desde el siglo XVI, época colonial en suelo centroamericano.
«Si en Guatemala las mujeres pasan a la ciudad, las llaman ‘indias’ o ‘sirvientas’. Tienen ese estereotipo. A muchas de ellas no les gustaba vestir de traje por la discriminación», dice Bartolo Hernández, copropietario de Sin embargo, esta tendencia en Estados Unidos está cambiando. «Debido a la expansión de nuestro país maya en Los Ángeles, ya estamos viendo a otras personas vestidas con sus trajes y llevando niños a la espalda».
En 2008, los comercializadores mayas Bartolo Hernández, Pablo Gómez y Aldo Waykán fundan un corporativo. El primer corporativo crearon el supermercado Punto Chapín, cinco años después compraron el restaurante Maya. Para ampliar este último en 2019 alquilaron un local. cerca, pero debido a la pandemia, el gobierno local les negó los permisos. Estas comodidades fueron utilizadas luego para iniciar las operaciones de la tienda de textiles y artesanías.
“Este encargo tenía como objetivo promover la promoción de la cultura maya”, explica Waykán, originario de Huehuetenango y hablante de las lenguas q’anjob’al y akateko, quien antes de ingresar al mundo empresarial desarrolló otras actividades de danza con la participación de Bartolo Hernández. en desfiles y otros eventos locales. “Para nosotros el arte es parte de nuestra vida, de nuestra sociedad, por eso tener este negocio es una forma para que las nuevas generaciones conozcan su cultura”.
En el dominio existen otros 3 locales de venta minorista que venden textiles combinados con productos artesanales, chocolates y productos alimenticios, que también hacían esos comercializadores en Punto Chapín. Pero para diferenciarse, la nueva corporación se centró en promocionar exclusivamente tejidos de otras ciudades mayas.
Para hombres hay carteras, cinturones, pantalones, camisas y sombreros. Sin embargo, la ofrenda es copiosa para las mujeres ya que el corte y el güipil, es decir la falda y la blusa, se descubren en otros estilos, al igual que los trajes regionales y los trajes de moda confeccionados por las tejedoras de Guatemala. También estarán ofreciendo perrajes —mantas de colores—, bufandas, chachales —como llaman a los collares—, suéteres y carteras, por nombrar algunos.
“La red Q’anjob’al y Kʼicheʼ es la que más nos visita, además de Mam, Kaqchikel, Q’eqchi’ y Ch’orti’”, explica Bartolo Hernández, originario de San Francisco El Alto (Totonicapán) y un hablante maya ‘iche’. “Cuando venimos aquí, si tenemos la oportunidad de hablar en nuestra lengua maya, la hablamos, nos identificamos”, agrega el emprendedor rodeado de pinturas que representan un paisaje de la Antigua Guatemala, un calendario maya y un quetzal guatemalteco. AVE nacional.
El 80% de los productos textiles se importan del ramo de Totonicapán, mientras que las artesanías se adquieren en Antigua Guatemala. Cuando alguien encarga una pieza o traje de alguna otra región, lo consigue a través de otros distribuidores. Los costos de un güipil pueden llegar a los 350 dólares. , un corte 550 dólares, un traje entre 400 y 1. 200 dólares, tejidos comprados directamente a los artesanos.
En suelo guatemalteco, cuando el municipio celebra las fiestas patronales, es una oportunidad para que las mujeres usen ropa nueva. En Estados Unidos, esto ocurre cuando hay actividades culturales en escuelas o iglesias –católicas o protestantes– también en el contexto de independencia nacional en septiembre. «Cuando visten el traje regional es porque es algo importante», dice Hernández.
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Aurora Nohemí Chaj Haz viste short y güipil de manera recurrente. Esta local de Olintepeque, ramal de Quetzaltenango, es una diseñadora de joyas ancestrales, compositora, arquitecta e investigadora de origen maya k’iche. En varias ocasiones, sus chachals , aretes de semillas y pulseras han llegado a las estanterías de Arte y Textiles Maya, un espacio donde esta artista se siente ligada a sus raíces.
“Para mí representa identidad y es una posición política que las mujeres, en particular, han mantenido viva e incluso han enfrentado racismo y discriminación. Representa fuerza, coraje y la preferencia por que nuestra cultura permanezca viva”, cree Chaj Haz sobre el vestido con ropa maya.
Más allá del mensaje de resistencia, Chaj Haz resalta el precio ancestral que conservan esos tejidos. En sus estudios Kem-T’isom. Nuch’ab’al, que traducido al español significa “Tela-Bordado”. Mi Voz” (2020), utilizó un método que combina ciencias como matemáticas, álgebra, aritmética, geometría y algunas técnicas de producción musical, y descubrió que los güipiles se pueden leer como si fuera un mapa, identificando también símbolos y sonidos.
Durante su investigación, esta arquitecta, egresada de la Universidad de San Carlos, en la capital guatemalteca, no ubicó quiénes capturaron deliberadamente el contenido de los güipiles, sin embargo conoció a otras personas que reprodujeron los ancestrales güipiles, agregando que los dibujos constituyen una comunidad. . Formación
«Ubicando los números y símbolos podemos identificar áreas, perímetros, sonidos y conceptos que pueden ayudar a arquitectos, ingenieros, diseñadores gráficos y a quien necesita ver el arte textil desde una perspectiva más clínica y artística. Cada pieza: güipil, cinturón , copa, perraje y cinta, tiene un precio e información muy top”, explica Chaj Haz.
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Comerciantes locales dicen que en la calle 6, entre Alvarado y Valencia, el 90% de los negocios son mayas guatemaltecos. Esto se debe a que desde finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, los inmigrantes mayas Q’anjob’al y luego kʼicheʼ que huían de los conflictos civiles comenzaron a establecerse en esta región. Luego llegaron otros de otras comunidades mayas.
Alicia Ivonne Estrada, investigadora y profesora de la Universidad Estatal de California en Northridge (CSUN), dice que en este corredor otras personas hablan las lenguas k’iche’, q’anjob’al, mam, ixil y kaqchikel, lo que ha hecho que otros Las personas de ascendencia maya se sienten seguras de sí mismas y pierden el miedo a ser marginadas o menospreciadas.
Durante muchos años, la esquina de las calles 6th y Bonnie Brae atrajo a comensales que buscaban, en las tardes de los días laborables o durante el fin de semana, chuchitos, tamales, carne asada, pepián, garnachas y pimientos rellenos. Pero desde 2007, los olores y sabores mayas de Guatemala se pueden descubrir en este dominio a todas horas y todos los días.
«Es el centro de la diáspora maya guatemalteca», dijo Estrada, una educadora que estudia la migración de la comunidad, que llegó a Westlake en 1981 desde Escuintla, Guatemala, donde vivía con sus compañeros mayas. Veo cada vez más mujeres vestidas con sus trajes regionales, no sólo allí, sino también en otros barrios de Los Ángeles».
Según el investigador, la expansión de más negocios en la región no sólo expresa el espíritu emprendedor de los inmigrantes, sino que también expone los modelos organizativos mayas. Además, observó que Hernández, Gómez y Waykán pusieron sus negocios a disposición de sus conciudadanos en caso de alguna tragedia o emergencia. También proporcionan recursos sobre programas educativos, fitness y democracia.
«Han utilizado su burocracia de organización para su propia comunidad, hay otras personas que vienen de otros estados para que les informen cómo iniciar un negocio y otros vienen simplemente para estar ahí en la comunidad, porque ven que las prácticas culturales están siendo replicados aquí», dice Estrada, profesor del CSUN desde 2003.
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En 1997, a su llegada a Los Ángeles, Bartolo Hernández se instaló en la comunidad de Westlake. Su hermano Antonio vivía en este dominio desde 1990. Esta comunidad es el punto de acceso para muchos inmigrantes guatemaltecos mayas y ladinos de este país centroamericano. «Todos tenemos algo que ver con este campo», dice.
Cada semana reciben a visitantes de Las Vegas, Colorado, Nueva York y otros lugares. Los viernes, sábados y domingos ni siquiera se puede caminar por la acera. La gente viene a esta región debido a la proliferación de negocios que destacan la cultura, la gastronomía y las tradiciones mayas guatemaltecas, que, según se informa, se han disparado desde 2014.
“El 90% de los negocios son de nuestra nación maya guatemalteca”, dice Hernández, asegurando que el resto de los comercializadores locales son de México y El Salvador, siendo el mayor atractivo de la región la venta de comida callejera, pero con el tiempo, La oferta se ha diversificado. Array “Innovamos porque hay mucha competencia”, subraya.
Actualmente, envían productos por correo postal a otras localidades de Estados Unidos. Tienen un trabajador que habla español y k’iche’ y asesora a las mujeres sobre cómo llevar bien sus trajes según la tradición maya.
A pesar de los desafíos, Hernández está comprometido a continuar con su compromiso con las telas, que así como descubrió en su cultura una identidad que lo inspira y una causa por la cual vivir, es lo mismo que puede compartir con la comunidad. “Mi cultura ha dado dignidad a mi vida”, concluye.
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Originaria de El Salvador, Soudi Jiménez se recibió de periodista en la UES. Antes de incorporarse a Los Angeles Times en Español, trabajó en Megavisión (Canal 21) de la capital salvadoreña, en Radio World International y en Hoy Los Ángeles.
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