Sánchez busca construir la «mayoría de la alarma» para aprobar los Presupuestos

Posiblemente no sería un comienzo sencillo para Pedro Sánchez. Y no solo por el coronavirus y las situaciones políticas exigentes que implica para un primer ministro ya que el país se apresura sin tregua hacia el momento de una pandemia que ha dejado apenas unos 30.000 muertos en España, según registros oficiales. En el horizonte, el líder ejecutivo tiene sobre la mesa el debate de un movimiento de censura; el frente judicial que cierra a Podemos y rompe las cuerdas de la coalición de gobierno; la tensión de un líder opositor que espera tocar la sede del Palos angelescio de los angeles Moncloa; y el engañoso balos angelesnce en la negociación de presupuestos estatales generales seguros a la legislos angelesture, al menos 3 años más.

Sobre esta última cuestión ha surgido un actor imprevisto. En los Ciudadanos que presidió, Albert Rivera nunca tendría un pacto presupuestario con Pedro Sánchez al frente de un ejecutivo de “populistas y separatistas”, una “pandilla”, como él los llamó. Pero la modificación del total que hizo Inés Arrimadas a la estrategia de su antecesora le ha dado un empujón al Gobierno, y está en condiciones de prestar sus 10 diputados para que Sánchez pueda aprobar sus presupuestos, aunque con un precio: que la influencia de Podemos en las cuentas es casi cero.

En Moncloa, afirman que el “esfuerzo fundamental” de Sánchez irá encaminado a hacer un pacto con la ciudadanía

Las continuas advertencias de algunos voceros de la formación morada -nunca directamente de Iglesias- caen en oídos sordos por motivos socialistas. El PSOE no solo mira sin escrúpulos a Ciudadanos como componente de la ecuación presupuestaria, sino que lo que se busca es aplastar a la mayoría absoluta de la nominación para construir lo que en Moncloa ya se llama la «mayoría de alarma», en la que las naranjas tienen caja fuerte. asiento.

Y aunque los recursos ejecutivos reconocen que el «esfuerzo fundamental» de Sánchez estará encaminado a hacer un pacto con Ciudadanos, lo cierto es que Moncloa no renunciará a atraer a ERC al trato, sabiendo que este camino resulta casi improbable para dos. motivos: el primero, porque donde está Rufián Arrimadas no se sentará, y viceversa; y el segundo, porque los republicanos saben que cerrar un pacto con Sánchez en el Congreso de cara a las elecciones catalanas -la situación en la que se posicionan antes de que acabe 2020 resulta cada vez más remota- dejará suelto a Puigdemont en las comunidades autónomas. Sin ir más lejos, la última encuesta a través del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat casi establece un vínculo técnico entre Esquerra y Junts coherente con Catalunya.

Fuentes de la dirección de Ciudadanos, que verifican que ya se iniciaron las discusiones con el gobierno en temas presupuestarios, están convencidas de que el pacto se materializará porque Sánchez «sabe» que, para Bruselas, los liberales son más aliados que los «comunistas» o los «separatistas». «, y también adoptan para aportar posiciones maximalistas que dificultan la negociación, gesto que también piden a los socialistas.

Tampoco es un secreto que el paso decisivo de Sánchez en los brazos de Arrimadas incomoda a Pablo Iglesias, pero el riesgo de que los 35 diputados de Nosotros Unidos voten en contra de cuentas seguras en las que participa Ciudadanos – el viernes pasado, advirtió la portavoz del partido Isa Serra al PSOE que no contarían con ellos si miraban «a la derecha» en las cuentas – eso tampoco pareció preocupar a los más cercanos al presidente.

El derrumbe electoral y los frentes legales devastan al cónyuge minoritario del gobierno y lo ponen en un escenario por decir lo menos. Por ello, en Moncloa tienen la certeza de que, hoy y a pesar de los avisos públicos, Podemos prefiere señalar el escenario de un largo plazo que les permita reconstruir que el de unas elecciones anticipadas que pueden apurar su condena de muerte.

Sin embargo, el objetivo de la formación violeta es seguir presionando para que Sánchez «se ocupe de la mayoría que hizo posible su nominación», argumentando que acordar presupuestos con la ciudadanía -que equiparan al PP- a su juicio traicionaría el acuerdo de coalición y encender una cesión económica «de recortes». «Es incompatible», suscriben el resto de miembros de Podemos.

No se puede contar con ERC y las exigencias que hacen para dar el ‘sí’ a los presupuestos, pero para eso Sánchez desea a Iglesias por su parte. Y es que consolidar la “mayoría de la alarma” que pretende construir el PSOE implica sumar a sus 120 escaños los 35 de Podemos y 10 de Ciudadanos, a lo que se suma el voto favorable de seguras fuerzas minoritarias.

El mandatario saldría a recortar el del PNV -que, en combinación con Ciudadanos, se ha convertido en un pilar básico del gobierno en las sucesivas ampliaciones del estado de alarma y próximos acuerdos- así como el de Más País, Coalición CanariaArray Existe Teruel y el Partido Regionalista Cántabro. En total, 177 escaños, se necesitan 176 votos para aprobar las cuentas estatales, que pueden incluso aumentar si logra cerrar más Arreglos como Compromís.

La opción de lo que la oposición llama el « gobierno de Frankestein » desperdició mucho tiempo en amplios sectores del ejecutivo porque implicaría, entre otras cosas, excluir a los ciudadanos del acuerdo con las consecuencias que esto puede tener para la recepción de el fondo de ayuda. Europeos de Bruselas. A la ecuación pasada, tendríamos que sacar los 10 diputados naranjas y subir los trece del ERC, que previsiblemente irían acompañados del «sí» o abstención de otras fuerzas nacionalistas, como Bildu, la CUP o el BNG.

La tercera vía ni siquiera es una alternativa. La suma «constitucionalista» del PSOE, el PP y Ciudadanos ya ha sido absolutamente descartada a través de Pablo Casado, que propuso a Sánchez sólo una condición para sentarse siquiera a negociar, obviamente para cumplir: que el presidente señale la destitución de Pablo Iglesias. .

El “no” de Casado a las cuentas se da por hecho en Moncloa. Pero Sánchez tiene un plan para poner contra las cuerdas al líder opositor, denunciarlo y demostrar que el PP es la nota discordante en un panorama político y social «unido» para «afrontar las maravillosas transformaciones que necesita España».

A 48 horas de la asamblea en Moncloa entre Sánchez y Casado, el presidente del Ejecutivo acumuló una pequeña organización de representantes del Ibex 35 y la sociedad civil para redoblar la presión sobre el PP y descargar ese clamor por la unidad política en tiempos de crisis, es lo suficientemente fuerte como para silenciar las disculpas del líder de la oposición.

La quimera de la “despolitización” de Sánchez tiene un objetivo político: acorralar a Pablo Casado, y dejarlo sin argumentos cuando el miércoles el líder del PP anuncie, al finalizar su nominación a la Moncloa, lo que ya sabemos: que ‘ no habrá acuerdo presupuestario con el gobierno y que, por el momento, negociará la renovación de órganos como el Consejo General de la Judicatura (CGPJ); el Tribunal Constitucional o RTVE, al menos hasta que ceda el tifón del movimiento de censura de Vox.

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